Iturbe, con la azucarera cerrada, apuesta a cultivos alternativos

En 2014, el Ejecutivo y el Congreso aprobaron un aporte de G. 15.000 millones para recuperar la azucarera Iturbe. El dinero terminó, el ingenio cerró y miles de cañicultores y obreros quedaron sin su principal sustento. Hoy tratan de salir adelante con cultivos alternativos, dijo ayer el intendente iturbeño, Darío Cabral.

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En 2014, algunos registros mencionaban que la Azucarera Iturbe tenía un total aproximado de 5.600 proveedores de caña dulce, principalmente de la misma localidad, pero también de zonas vecinas, como Borja y El Salvador, y hasta algunos de departamentos como Paraguarí y Caaguazú, y en época de zafra se calcula que empleaba a unos 500 operarios. Esto da la idea del impacto económico que ha tenido en la zona el cese de las actividades de este ingenio, hace ya más de dos años, expresó ante nuestra consulta el Ing. Darío Cabral (PLRA), jefe comunal alberdeño.

Aunque no detalló cifras, mencionó que la misma Municipalidad es una de las “víctimas” de esta situación, pues sus recaudaciones por tasas e impuesto inmobiliario han caído, en algunos casos, hasta en un 50%.

En cuanto a lo que significó el aporte estatal de G. 15.000 millones, que el Tesoro no pudo recuperar y ya da prácticamente por perdido, Cabral contó que eso sirvió por unos meses, pues con eso se pagaron deudas a diverso proveedores y operarios correspondientes a la zafra anterior, y luego, muy pronto, la comunidad ya quedó sin su principal ingreso.

Como todo se estancó por los problemas judiciales que soporta la empresa azucarera, y hasta hoy no hay visos de solución, el año pasado tres municipalidades, las de Iturbe, Borja y San Salvador, decidieron unirse y forjaron un programa de cultivos alternativos con apoyo de la cooperativa Coopeduc, que aceptó financiar hasta G. 3.000.000 por hectárea, principalmente para producir poroto y sésamo. Indicó que este año llegaron a un acuerdo estratégico con la firma Frutika para extender el proyecto a otros rubros, en este caso, la plantación de mburukuja. “Lo bueno de esto, es que tenemos una financiación básica en nuestra propia comunidad y un mercado asegurado”, resaltó. De todas formas, reconoció que no puede abarcar a todos, y hasta ahora se han unido al plan unas 350 familias de agricultores, aunque hay posibilidades de que ese número vaya creciendo en la medida de que los interesados puedan asociarse a la cooperativa para acceder a los créditos y a la capacitación y apoyo técnicos.

Por otro lado, el ingeniero Cabral lamentó los efectos que ha tenido este caso a nivel social en Iturbe, pues alrededor del 60% de los operarios que trabajaban en la azucarera emigraron a otras partes del país, inclusive al exterior, para poder mantener a sus familias. “Solo en Bella Vista Norte, están 42 en una fábrica de alcohol”, relató.

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