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El Senave determinó que el cultivo más cercano a la casa de las dos criaturas está a tres kilómetros, pero los campesinos culpan a plaguicidas.
Los cuerpos de las niñas Adelaida (3) y Adela Álvarez, esta última de 6 meses, fallecidas entre el lunes y martes últimos, horas después de ser ingresadas en el hospital distrital, trasladadas por sus padres.
El médico de guardia, César Cáceres, fue el tratante de las dos criaturas y de otras 11 personas menores, entre ellas un hermano mayor de las fallecidas, provenientes del referido asentamiento campesino, distante unos 80 kilómetros al norte de esta ciudad.
En su momento, los padres refirieron que las dos criaturas y los otros menores, padecían fiebre, diarrea y vómitos, los que hacía presumir una posible intoxicación.
Sin embargo, el médico tratante consignó que los síntomas presentados por los pacientes no eran intoxicación; sino cuadros virales. Horas después se registró el deceso de Adelaida; y al día siguiente, de Adela, hijos de la pareja Benito Álvarez y Fabiola Villalba, asociados a la FNC, organización que mantiene una campaña contra la soja y contra el uso de agroquímicos en cultivos agrícolas.
Ante esta situación, el magistrado de Garantías José Benítez hizo lugar ayer a la solicitud del fiscal Benjamín Maricevich de someter los cadáveres a un análisis patológico para determinar las causas de muerte de las criaturas.
En ese sentido, el doctor Virgilio Ramón González, director del hospital distrital local, se ratificó en el diagnóstico inicial que las fallecidas no presentaban signos de intoxicación, pero sí de cuadros virales, como una neumonía grave. No se descarta que haya habido una insuficiente valoración con relación a la probable neumonía, cuya enfermedad amerita la derivación de las pacientes a otros centros asistenciales de mayor complejidad.
El mismo ministro de Salud Pública, Antonio Barrios, ordenó una inmediata intervención del hospital distrital para deslindar responsabilidades de los sanitaristas. Asimismo, el alto funcionario estatal dispuso que un equipo interdisciplinario haga una investigación en el asentamiento Huber Duré, para recoger datos reales y recientes de uso de productos agroquímicos ante la denuncia de posibles causas de intoxicación.
Según los datos obtenidos, la brigada de especialistas de Salud tomará, además, muestras de sangre para realizar los estudios correspondientes, cuyos resultados determinarán las verdaderas causas de lo acontecido en el referido asentamiento campesino.
Hasta ayer por la tarde, no se pudo confirmar la existencia de alguna relación entre los cuadros denunciados y el uso de productos plaguicidas.
A su vez, la FNC –sector de labriego que reivindica los cultivos tradicionales– protesta periódicamente contra la instalación de grandes sojales y fumigaciones en las cercanías del asentamiento.
Por otra parte, el presidente del Senave, Ing. Agr. Regis Mereles, señaló anoche que el caso es muy extraño, porque no es época de soja ni de maíz y no es zona de trigo, por lo que hablar de posible exposición a plaguicidas resulta poco probable.
Mereles informó que inspectores del Senave llegaron ayer hasta la zona y no encontraron indicios de posibles fumigaciones de cultivos agrícolas en las últimas semanas. Anunció que el Senave elevará un informe de la situación agrícola de los alrededores de la colonia.