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En los últimos veinte años se ha visto un repunte de la industria, el sector de servicios, la producción de granos, caña de azúcar, mandioca y carnes, en reemplazo de la anterior matriz excesivamente dependiente del comercio, principalmente el de frontera, y del algodón, que generaba más ingresos a los acopiadores y políticos que al campesino.
Mientras la industria se abocó a reemplazar las importaciones, en un primer momento, el agronegocio se enfocó cada vez más en la exportación, ayudando a devaluar el dólar en 25% sobre el guaraní, lo que generó un aumento real de 132% del poder adquisitivo en los ingresos laborales y familiares en dólares en este periodo, manteniendo baja la inflación, tanto de productos importados, como de insumos y bienes de capital para la industria nacional, aumentando el poder adquisitivo de las familias y la competitividad de las industrias.
Con la baja competitividad de la industria brasilera y argentina, por problemas estructurales de estos países, la industria paraguaya fue reemplazando muchos de los rubros importados, pues el Paraguay tiene leyes de inversión que permiten a las empresas la importación de bienes de capital con alícuota cero, además de tener un costo laboral e IRPJ (impuesto a la renta empresarial) mucho más bajo.
Por otra parte, el crecimiento de la producción de granos introdujo una nueva fuente de ingresos a las familias campesinas, teniendo en cuenta que hoy alrededor de 600.000 hectáreas utilizadas por la soja provienen del alquiler de propiedades de miles de campesinos.
Considerando que en promedio el precio de alquiler está por US$ 500 la hectárea, solo la soja redistribuye a los campesinos unos US$ 300 millones por año.
Contribución del sector agrícola
La producción granelera contribuyó con la reducción de la pobreza en tres sentidos:
1) Aumento de los ingresos de las familias campesinas que habían perdido la renta de la producción de algodón. 2) Aumento del poder adquisitivo de las familias paraguayas por la reducción de la tasa del dólar a nivel interno, haciendo crecer significativamente el poder adquisitivo local. 3) Aumento de la recaudación tributaria: desde 2002, la recaudación del IVA creció 516%, principalmente por el aumento de la importación de bienes de capital (máquinas, silos, cosechadoras, tractores, etc.) como insumos (agroquímicos), que pagan el IVA integral de 10%, así como todos los impuestos de importación, al contrario de los productos importados por el régimen de turismo y los bienes e insumos por admisión temporaria beneficiados por las leyes 60/90 y de maquila, que se encuentran exentos de impuestos a la hora de importar.
El aumento de la recaudación tributaria permitió al Gobierno aumentar exponencialmente los gastos, principalmente sociales, como educación, salud, y programas como el de Tekoporã.
Sector servicios se desarrolló dando soporte
Para dar soporte a este cambio productivo se desarrolló el sector servicios, tanto públicos como privados, con énfasis en educación, las comunicaciones y sector financiero, siendo las cooperativas de crédito responsables del 44% de los préstamos a las empresas, según el Censo Económico, mientras los bancos y financieras llegan a un tercio de los empresarios. La educación y salud, tanto pública como privada, también repuntaron a niveles récord para dar soporte a los jóvenes trabajadores.
Entre 2001 y 2011 el promedio de años de estudio de la población ocupada creció de 6,9 años a 9,0 años, es decir, 30%.
La tasa de analfabetismo se redujo de 8,5% a 4,7% en el mismo período.
En 2001 había 60% de trabajadores con hasta 6 años de estudio; en 2011, 42%.
La tasa de asistencia escolar entre 6-17 años aumentó de 81% en 2002 a 91% en 2011.
Esta evolución del nivel educacional de los trabajadores fue fundamental para la reducción de los niveles de pobreza e indigencia en el país.
El sector comercio también cambió
Gran parte de las ventas comerciales en el Alto Paraná (más de US$ 20.000 millones en 2010, según el último Censo Económico) se concentra en el mercado interno de las ciudades del Área Metropolitana de Ciudad del Este, que se industrializan a ritmo fuerte, transformándose en uno de los más importantes centros del agronegocio del Mercosur.
El crecimiento económico ayudó a aumentar la recaudación impositiva, principalmente el IVA, además de Itaipú, que pasó a contribuir con alrededor de US$ 1.000 millones anuales en términos de royalties, compensación, gastos administrativos y distribución de resultados a ANDE, dinamizando el Área Metropolitana de Asunción, dependiente de los gastos estatales.
Como prueba, en el tercer trimestre de 2012 los ingresos laborales del AMA (Área Metropolitana de Asunción) por primera vez en la historia superaron los ingresos laborales promedios de las principales áreas metropolitanas de Argentina.
Es importante notar que el comercio de triangulación viene reduciendo su participación en el PIB paraguayo, tanto que en 2010 el peso del sector comercio sobre el PIB fue de 33%, mientras en 1997/8 era de alrededor de 60%, lo que viene contribuyendo, también, a disminuir la pobreza a nivel nacional y aumentar las recaudaciones tributarias, una vez que la reexportación se concentra en productos que pagan un tributo bajo y diferenciado, de solo 1,5% de IVA, mientras que para el consumo interno no hay este beneficio.
Al contrario del agronegocio, que genera ingresos a más de 500.000 familias en el campo, la triangulación comercial genera renta a pocos comerciantes, de los cuales muchos ni siquiera viven en el país.
LAS ESTADÍSTICAS
ABC Color publicó ayer la primera parte del trabajo del investigador brasileño Wagner Enis Weber, en el que sostiene que la pobreza extrema en el Paraguay no es del 18% sino del 7,2%, utilizando el criterio de medición del Banco Mundial. Para la Dirección de Censos, pobre es aquel cuyos ingresos no alcanzan para comprar una canasta básica de productos, incluidos alimentos, y servicios, y pobre extremo es quien ni siquiera accede a la canasta básica de alimentos.