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Con ese dinero se deben adquirir filtros, unos dispositivos que tienen que ser instalados en las radiobases para evitar que los equipos de una operadora afecten a las redes de su competidora.
Ni Personal ni Vox quieren gastar ese dinero. La primera argumenta que la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) es la que debe invertir ese dinero porque es la entidad que adjudicó 10 megahertz de una banda que debía dejar como de protección justamente para evitar interferencias. Además, siempre se dijo que 10 MHz (5+5) es muy poco para los servicios de telefonía.
Vox tampoco tiene dinero para invertir en la compra de filtros, según sus autoridades, y menos Conatel, a pesar de que fue la que otorgó en 2005, contra toda recomendación, y a pedido de parte, los 10 megas en cuestión.
De acuerdo a documentos que obran en nuestro poder, la adjudicación se dio bajo la presidencia de Jorge Pavetti. Vox pidió la porción del espectro con la promesa de que invertiría US$ 3.000.000 para prestar el servicio de telefonía móvil, o Servicio de Comunicación Personal (PCS, por sus siglas en inglés), en todo el país.
El regulador le cobró US$ 120.000 por el espectro, que significa el 4% del total del dinero a ser invertido en la red.
En la resolución 844 del 29 de junio de 2006, señala que el espectro debe ser limpiado por Vox.
Hasta el año 2012, cuando pasó a manos del Estado a raíz de la adquisición por parte de Copaco, la telefónica no explotó la banda. Ni bien comenzó a habilitar el servicio, también empezaron las interferencias por parte de Personal. La interferencia se acentuó cuando Personal comenzó a desplegar su internet móvil 4G. Los propios técnicos de la Conatel reconocieron que las interferencias son de la banda 850 y no la 1900, que se dejó para el sistema 4G.