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Los fondos provenientes de los royalties estaban destinados al principio para solucionar la falta de infraestructura en varios distritos del país. Sin embargo, se convirtió en una fuente de corrupción. Para ello, los intendentes cuentan con la complicidad de varias comisiones vecinales.
Una mirada de reojo a algunos municipios de cómo utilizaron los recursos provenientes de las regalías de las entidades binacionales Yacyretá e Itaipú, nos dio la prueba de dónde fueron a parar esos fondos.
Lejos de servir para mejorar las infraestructuras de las calles, puentes, plazas o edificios públicos, los recursos fueron a parar destinados a mantener el clientelismo político tan dañino y perjudicial para la democracia.
Los royalties que en el lado brasileño se distribuyen solo a los municipios afectados por el embalse de la hidroeléctrica, hacia la margen derecha, se logró que alcance a todas las comunas. Se justificó aquello por la falta de inversiones físicas que puedan mejorar el bienestar de los ciudadanos. En los primeros tiempos eso se cumplió relativamente bien, pero no pasó mucho para que los administradores locales con los caudillos regionales, muchos de ellos diputados, lo convirtieran en dinero fácil para pagar a sus operadores.
Así que modificaron la reglamentación para el uso de los fondos y decidieron destinar parte para los gastos corrientes. Rápidamente se invirtió la distribución y hoy día la mayor parte va para salarios y remuneraciones y una ínfima para obras.
Las comisiones vecinales
Como para desviar los fondos públicos las autoridades son muy creativas, los intendentes encontraron rápidamente aliados para echar mano a los royalties.
Como la ordenanza municipal permite la creación de comisiones vecinales y estas no están sujetas a los organismos de control como la Contraloría General de la República y Contrataciones Públicas, se convirtió en una vía segura para las sobrefacturaciones y maniobras de todo tipo.
Obviamente, para ello los concejales también deben prestarse, como ocurre en varios municipios.
De ahí que para evitar que se siga con esta práctica clientelista y prebendaria que empobrece cada vez más a la ciudadanía, sería oportuno revisar los requisitos para acceder a los royalties de las binacionales.
Una mirada de reojo a algunos municipios de cómo utilizaron los recursos provenientes de las regalías de las entidades binacionales Yacyretá e Itaipú, nos dio la prueba de dónde fueron a parar esos fondos.
Lejos de servir para mejorar las infraestructuras de las calles, puentes, plazas o edificios públicos, los recursos fueron a parar destinados a mantener el clientelismo político tan dañino y perjudicial para la democracia.
Los royalties que en el lado brasileño se distribuyen solo a los municipios afectados por el embalse de la hidroeléctrica, hacia la margen derecha, se logró que alcance a todas las comunas. Se justificó aquello por la falta de inversiones físicas que puedan mejorar el bienestar de los ciudadanos. En los primeros tiempos eso se cumplió relativamente bien, pero no pasó mucho para que los administradores locales con los caudillos regionales, muchos de ellos diputados, lo convirtieran en dinero fácil para pagar a sus operadores.
Así que modificaron la reglamentación para el uso de los fondos y decidieron destinar parte para los gastos corrientes. Rápidamente se invirtió la distribución y hoy día la mayor parte va para salarios y remuneraciones y una ínfima para obras.
Las comisiones vecinales
Como para desviar los fondos públicos las autoridades son muy creativas, los intendentes encontraron rápidamente aliados para echar mano a los royalties.
Como la ordenanza municipal permite la creación de comisiones vecinales y estas no están sujetas a los organismos de control como la Contraloría General de la República y Contrataciones Públicas, se convirtió en una vía segura para las sobrefacturaciones y maniobras de todo tipo.
Obviamente, para ello los concejales también deben prestarse, como ocurre en varios municipios.
De ahí que para evitar que se siga con esta práctica clientelista y prebendaria que empobrece cada vez más a la ciudadanía, sería oportuno revisar los requisitos para acceder a los royalties de las binacionales.