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“Decir que existen exigencias técnicas o necesidades del mercado paraguayo es interpretar de mala fe el tratado y sus anexos”, señaló Escauriza. Agregó que la única necesidad técnica que existe en el propio tratado es el de la construcción del embalse compensador y que forma parte del proyecto original de la central hidroeléctrica de Yacyretá, con lo cual se podrán adicionar 10 máquinas al actual parque generador, declaró.
Por otro lado, indicó que en las actuales condiciones en que la EBY se maneja, prácticamente como una empresa argentina, construir Aña Cua representa seguir con la misma situación irregular. “Lo que se cuestiona es también el manejo administrativo que tiene actualmente la EBY, que es como si fuera institución dependiente del Gobierno argentino”, señaló Escauriza.
Al respecto, mencionó la conclusión a la que llegaron expertos de la Universidad Católica en el sentido que la administración de la EBY no puede realizarla vía decretos o leyes internas argentinas. “Eso es un despojo criminal de la soberanía paraguaya. Los representantes paraguayos aceptaron y aceptan hasta hoy que la Argentina pague los suministros de energía eléctrica con notas de créditos a cuenta de deudas de EBISA con la entidad”, concluyó.