Inhalaron monóxido de carbono

La muerte de las cuatro personas en la mina aurífera que enlutó a la compañía Tahýi de Paso Yobái fue producto de la negligencia en el trabajo de minería y la falta de equipos de seguridad. Un motor a combustible instalado el día de la tragedia para extraer el agua del pozo transformó el lugar en una “trampa mortal”.

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La excavación donde perdieron la vida los mineros tiene una profundidad de 30 metros, de los cuales siete metros estaban llenos de agua. Además, a pesar de que en un principio se informó que las víctimas fallecieron por la inhalación de gas natural, el comandante del Cuerpo de Bomberos de Villarrica, Antonio Bogado, confirmó que el aire del pozo tenía una gran cantidad de monóxido de carbono, producto de la combustión de carburantes.

Los trabajos de excavación se iniciaron en agosto del año pasado y durante todo este tiempo usaron una bomba eléctrica. Sin embargo, el miércoles 27 de febrero empezaron a utilizar un motor a nafta que funcionó en la fatídica jornada desde las 05:00 hasta las 20:00, llenando la mina con monóxido de carbono: un gas inodoro, incoloro y altamente tóxico.

El tanque de combustible fue recargado unas cinco veces ese día del desastre. Para realizar otra carga, el Ing. César Acha Stanley descendió a la mina con una silleta amarrada a una cuerda y controlada por una polea. Se sintió mareado y pidió a los operarios que lo suban, ya que el equipo era manejado desde la boca del pozo.

Cuando estaba por salir se desvaneció y cayó en la mina debido a que la silleta era precaria y no previa un sistema de seguridad. El hombre perdió la vida a consecuencia de un golpe en la cabeza que sufrió al estrellarse contra las piedras de la mina.

Inmediatamente bajó Osmar Mendieta para auxiliar al ingeniero, pero igualmente se desvaneció y luego murió intoxicado por el humo del motor.

Los primos Eliodoro y Manuel Silvero quisieron socorrerlos y bajaron al pozo, uno por una escalera y el otro con la silleta. Ambos murieron ahogados, ya que al inhalar el gas también se desmayaron y cayeron al agua.

El cuarto operario, Antonio Mendieta, vio desesperadamente cómo uno a uno sus compañeros bajaban y morían y no pudo hacer nada más que llamar a la Policía Nacional. Explicó que la tragedia ocurrió en un lapso de unos 15 minutos, alrededor de las 21:30.

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