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“Aceites refinados” fue el tema de la charla semanal que la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) ofrece en su stand de la Expo 2018. Estuvo a cargo del Dr. Rodolfo Manuel Dos Santos, directivo de Conti Paraguay, y Marcelo Carlomagno, gerente industrial.
Señalaron que para obtener calidad de los aceites se requieren parámetros de calidad estrictos para garantizar su inocuidad. El proceso es la refinación del producto, pero se puede destruir todo exponiéndolo al sol por varias horas.
Se refirieron precisamente al comercio informal que se hace en las calles, exponiendo aceites de dudosa procedencia expuestos por horas al sol.
Explicaron que el principal enemigo de la calidad y estabilidad de los aceites es la oxidación, que da origen al ranciamiento. “Esa oxidación se puede dar a la luz del sol con los rayos ultravioletas, por el propio oxígeno que está presente en el aceite y por el calor. En ese proceso se forman productos oxidados de diversas naturalezas que son tóxicos. La cantidad es relativamente pequeña, porque o si no moriríamos al instante con el consumo, pero se van acumulando”, expresó Dos Santos.
Ambos defendieron la industria aceitera paraguaya. Señalaron que en Paraguay se produce aceite de calidad y con capacidad para abastecer el mercado local, que es de 6.100 toneladas por mes en todo país.
Expusieron que en la actualidad la informalidad, es decir el contrabando de aceite (ellos prefirieron calificar solamente como de “dudoso origen”), cubre entre 50% y 52% el consumo local.
“Es de dudoso origen. Entonces hay varias variables que actúan, por eso los aceites de dudoso origen lo tenemos que combatir con la formalidad y con la calidad. Pero también apoyados por todos en un trabajo institucional, el consumidor, así como también la ética de los comerciantes”, dijo Marcelo Carlomagno.
Manifestaron también que con la comercialización del aceite de manera informal “no se construyen colegios, no hay infraestructura ni hospitales”.
Calificaron de desleal la competencia en ese sentido, puesto que ellos (industria aceitera) paga IPS, IVA, entre otros impuestos, mientras que la informalidad no.