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La experiencia de este productor se conoció durante una jornada de campo como parte del Programa de Agricultura Sustentable, Uso de Biotecnología y Manejo de Suelo, promovida por el Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio) y el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
Comentó que el pequeño productor puede prosperar siempre y cuando que, además de voluntad, le sume a su trabajo conocimientos y aplicación de tecnología, con el fin de obtener un buen retorno económico.
Dijo que hace más de 20 años trabaja con el sistema de siembra directa, sobre rastrojos, que es una técnica de cultivo sin alteración del suelo mediante arado, incrementa la cantidad de agua que se infiltra en el suelo, aumenta la retención de materia orgánica y la conservación de nutrientes.
A eso le sumó calidad de semillas, rotación de cultivos, buena fertilización y cuidados culturales para obtener rindes de 5.000 kilos por hectárea en soja, 12.000 kilos en maíz, 15.000 kilos en yerba mate y hasta 67 toneladas de mandioca por hectárea.
Esos resultados le dieron la posibilidad de reinvertir en una pequeña ganadería compuesta por pollos, cerdos y bovinos de leche, además de financiar la educación de sus tres hijos y la construcción de una casa de material.
En cuanto a la presente campaña de soja, este agricultor dijo que sembró la variedad paraguaya Sojapar R19 y Sojapar R24, variedades elaboradas por Inbio e Ipta (Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria).
Ramírez espera superar los 5.000 kilos por hectárea de productividad en la soja.
Resaltó además que pudo ahorrar el 50% del costo de producción, porque apenas hizo dos aplicaciones de fungicidas, con relación a sus vecinos, quienes no sembraron la citada variedad de soja que es resistente a la roya.