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La Churrasquería Acuarela, que por tradición es una de las más antiguas de Asunción, y la que se dice de sí misma que introdujo el verdadero concepto de churrasquerías brasileras en Paraguay, cobra G. 75.900 por persona de lunes a viernes, con postre incluido. Eso significa que el comensal se puede servir todas las comidas calientes y ensaladas que están a disposición, las veces que quiera. Aparte se paga el consumo de bebidas. Durante los fines de semana y feriados el precio asciende a G. 79.900 por persona.
O Gaucho es otra churrasquería de fama ganada. Así también, sus precios están entre los más altos. De lunes a jueves cobra G. 76.000 por persona, sube a G. 80.000 los días viernes y sábados y llega a G. 82.000 para el almuerzo de los domingos. Ofrece diversos tipos de comidas (parrilla, pastas, ensaladas, entre otros), postres, las veces que el cliente quiera, pero las bebidas y los helados se pagan en forma separada.
Paulista Grill es otro restaurante que en días de semana cobra G. 75.900 hasta el viernes al mediodía. Ya para cenar el viernes y hasta el almuerzo del domingo el precio sube a G. 79.900. Al igual que los anteriores, incluye el “tenedor libre” y postre, pero no las bebidas.
En “El ojo del amo”, considerada por sí misma la primera y única churrasquería gourmet de Asunción, el plato diario cuesta G. 49.000 lunes a viernes al mediodía, pero no incluye los postres. Su precio para cenas sube a G. 69.000, ya incluyendo postres, y los fines de semana aumenta hasta G. 75.000 por persona.
En “Un toro y siete vacas”, donde los platos son a la carta, advierten al potencial cliente, por teléfono, que en promedio gastará por la comida y bebidas entre G. 100.000 y G. 120.000.
Para Javier Pintos, que gana G. 3.000.000 al mes, los precios señalados le parecen caros. “Uno no consumiría normalmente el equivalente a estos precios. Pero si el servicio lo vale, está bien como una opción ocasional”, dice.
Por otra parte, Rosa Quiñónez indica que atendiendo que gran parte de la población no gana ni G. 50.000 por día, estos precios ya son privativos. “Creo que esos lugares son exclusivos para gente de nivel económico alto, por eso no los frecuento”, afirma.
Javier Cabral añade que a estos lugares uno no suele ir solo, y a los precios que se cobran en las parrilladas que hay que sumarles las bebidas. “No vas a ir a comer un feroz asado y tomar agua encima”, se queja.