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El empresario sostiene que debe racionalizarse el gasto del Estado, eliminar los despilfarros y el planillerismo para disponer de mayores recursos que le permitan al Gobierno cubrir los programas prioritarios y no pensar en más impuestos.
Volpe coincide con el análisis realizado por el exministro de Hacienda Manuel Ferreira respecto a que no están dadas las condiciones para impulsar una reforma tributaria o suba de impuestos, por la disconformidad ciudadana y la falta de consenso político.
El titular de la UIP agregó que a esta situación se suma la crisis de Argentina y Brasil, que con la devaluación de sus monedas (peso y real) se vuelven más competitivos y repercute en el mercado de nuestro país, ya sea por el ingreso de contrabando o en forma legal de los productos.
Además, explicó que también golpea a la producción primaria, en donde se corre el riesgo de perder competitividad. “Si a todo esto le cargamos más costos vamos a perder competitividad y la economía va a sufrir mucho”, alertó el empresario.
La posibilidad de un aumento de los impuestos surge tras el informe de la Comisión Técnica Económica Tributaria, que en una primera etapa busca evitar el aumento de las tasas (no menciona plazos), pero cuando habla de los impuestos específicos plantea modificar el IRP para que sea más equitativo y tenga progresividad, revisar inversiones y deducciones de gastos.
En el caso del IVA, plantea considerar la generalización de la tasa a determinados bienes con alícuotas reducidas y exoneraciones (lo que implica aplicar el 10% a los productos que pagan 5%), entre otros puntos.
El ministro de Hacienda, Benigno López, señaló que la suba de impuestos hoy no está en la mesa de discusión.
Salarios crecieron más
Volpe agregó que tras la última reforma impositiva realizada en 2004, el ingreso creció mucho y los gastos mucho más. A modo de ilustrar la diferencia dijo que si la recaudación aumentó 7 veces, el gasto se incrementó 8 veces, debido a que la mayor parte se fue a salarios. En ese contexto, recordó el aumento dado durante el Gobierno de Fernando Lugo, cuando el gasto salarial creció casi 30% y esto llevó a que los sueldos en el sector público sean muy superiores a los del sector privado, por lo que “hoy todo el mundo quiere ir a sector público y esto genera clientelismo político”, afirmó.
Al respecto insistió en que “si se hace una racionalización del gasto, se encontrará que un porcentaje elevadísimo corresponde a gente innecesaria”.