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Llegaron inclusive a superar con gran satisfacción los períodos de varios presidentes: Alfredo Stroessner, Andrés Rodríguez, Juan Carlos Wasmosy, Raúl Cubas, Luis González Macchi, Nicanor Duarte Frutos, Fernando Lugo y Federico Franco.
En este marco, el holding de los López controló a su antojo durante décadas el millonario negocio del flete de Petropar, mientras el pueblo paraguayo debía abonar los precios que imponían, porque “nos hacían creer” que eran los únicos “capaces” de prestar el servicio.
Cuando las tarifas no debían superar US$ 15 o US$ 20 por m3 décadas atrás, ya oscilaban entre US$ 50 o US$ 60 m3, evidenciando su manejo discrecional. El emporio de los “Pitufos” creció gracias a la estatal, así como muchas de las autoridades paraguayas también cimentaron su fortuna de la mano de este flete fluvial.
El martes último, la empresa de los “Pitufos” fue descalificada del proceso, porque no presentó documentos claves, en razón a una maniobra con la que pretendió burlar las exigencias del pliego de bases y condiciones.
El proceso fue adjudicado, a los mismos precios ofertados inicialmente por los “Pitufos” (US$ 47,5 m3), a River Par SA, subsidiaria de la multinacional UABL. Esta última también cuestionada en el pasado con Petropar, en otras operaciones. La naviera es representada por Luis Amat y León Negri y fue beneficiada con el 60% del flete, mientras que emerge, por primera vez en una licitación de flete de Petropar, la naviera paraguaya Panchita G de Navegación, de Aureliano González (Kike), que se quedó con el 40%. También es la primera vez que una empresa auténticamente paraguaya haya tenido la osadía de enfrentarse a una rosca empotrada en el negocio. Tal vez sea igualmente la primera vez que la renta resultante de este famoso flete se quede en el país y no vaya a parar a Buenos Aires.
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