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El 12 de noviembre del 2012 se iniciaban los trabajos para la construcción del acueducto Chaco Central, que debe aportar una solución definitiva al problema de la provisión de agua potable en la región occidental.
Sin embargo, hasta enero de este año –con más de un año de ejecución– la obra no contaba con el servicio de fiscalización para acompañar y garantizar el cumplimiento de las especificaciones técnicas por parte de las empresas contratistas involucradas en el proyecto.
La obra 1 está a cargo del Consorcio PS, representado por Óscar Soler; la obra 2 es responsabilidad del consorcio ABCT, representada por Nelson Chávez, en tanto que la obra 3 –el reservorio de agua– está a cargo de la empresa CDD Construcciones SA, de César Daniel Delgado.
El proyecto se licitó y adjudicó siendo ministro de Obras Públicas Enrique Salyn Buzarquis. Entre tanto, su coordinación estaba a cargo del entonces titular de la Dirección de Agua Potable y Saneamiento (Dapsan), Roger Monte Domeq. Mientras, como director de Obras del Acueducto Chaco Central, por el MOPC, se desempeñaba el ingeniero Alex Gaona.
Llamativamente, ninguno de estos funcionarios advirtió que el acueducto no contaba con un servicio de fiscalización que le garantizara a la cartera la recepción de la obra tal como la diseñó y que los avances acreditados por las empresas para cobrar los anticipos se ajustaran a las especificaciones.
Irregularidad “enterrada”
Tan pronto como se inició la fiscalización, recién este año, se constató que el consorcio ABCT, integrado por las empresas Constructa SA, Taivo SA y ABH SA, colocó 11 kilómetros de tubería subterránea de una manera distinta a la establecida en los pliegos y bajo un esquema que no permitiría la circulación de agua en casos de corte de energía eléctrica.
Descartan suspensión
Luis Sisul, actual director de Dapsan, dijo que pese a las irregularidades no se suspenderá la ejecución de las obras para una verificación integral. Señaló que tales trabajos continuarán realizándose, simultáneamente.