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De este imponente cerro, ubicado en la compañía Soto Rugua, siempre fueron sacadas piedras, pero mediante explotación artesanal a cargo de antiguos moradores. Sin embargo, los supuestos nuevos dueños empezaron la extracción mediante el uso de explosivos. Semanalmente sacan y moldean en el lugar varias camionadas de piedras. Lo que preocupa en este tema es que hasta el momento las instituciones competentes no demuestran intención de parar el atropello ambiental en el lugar.
Ante la denuncia, Cano de Resquín manifestó que con anterioridad era administradora de la cantera que pertenecía a Bonifacio Irala Amarilla (expdte. de IPS), quien tenía en el lugar unas 26 hectáreas. Alega que en el 2013 del mismo dueño compró 10 hectáreas y solicitó otras 13 hectáreas ante el Indert. Sin embargo, sobre esta parcela sostiene justamente un conflicto con un antiguo lugareño, Timoteo Ortiz. Alegó que trabaja en forma legal, paga todos los impuestos y que las tareas están avaladas por la Seam y Dimabel (Dirección de Material Bélico).
No fue posible obtener la versión de la intendenta local, Lorena Burgos (ANR), pues no se encontraba en la Municipalidad. El edil Gilberto Ruffinelli (PDP) dijo que el caso es inadmisible y descarta que haya aval de la Comuna en esta explotación.