Estudio describe nuevos riesgos para empresas

En los últimos años muchas empresas han aumentado sus ingresos de forma significativa a través de ventas a crédito, pero muchas veces sin contar con la capacidad suficiente para evaluar el riesgo crediticio de los clientes y para realizar las tareas de cobranzas y controles, alerta un estudio del Cadep.

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El análisis, realizado por el economista Diego Duarte, miembro del staff del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep), señala que el trabajo de evaluación de la capacidad de pago que las firmas calificadoras de riesgos realizan en nuestro medio incluye el análisis de aspectos financieros y de gestión que determinan, en primera instancia, la posibilidad de una empresa de honrar sus obligaciones con terceros, lo que en el fondo implica la sostenibilidad en el tiempo de esa unidad de negocios.

En otras palabras, añade, se trata de cómo las empresas paraguayas son gestionadas en el día a día y de cómo van administrando los riesgos y aprovechando sus fortalezas y oportunidades para cumplir con sus objetivos estratégicos y pagar las cuentas.

Sostiene que los mercados o segmentos de negocios ven incrementarse la competencia por la constante entrada de nuevos competidores, la irrupción de productos sustitutos, los incesantes avances tecnológicos, la existencia de clientes mejor informados y el alcance de metas en ciertos productos donde el ritmo de ventas se enlentece o estanca.

Manifiesta que en los últimos años muchas empresas han aumentado sus ingresos de forma significativa a través de ventas a crédito, sin muchas veces contar con la capacidad suficiente para evaluar el riesgo crediticio de los clientes y para realizar las tareas de cobranzas y controles.

Tampoco –agrega– han instrumentado o diversificado sus fuentes de fondeo, con facilidades de largo plazo que les permitan calzar una eventual ralentización de las cuentas a cobrar, que si llegara a ocurrir, podría conducir a peligrosos descalces de liquidez.

Duarte señala que en tal sentido, para acompañar el crecimiento de las ventas y de las cuentas a cobrar y la acumulación de inventarios, las empresas, por lo general, han financiado estos activos con líneas de créditos de terceros, llegando a alcanzar niveles de endeudamientos considerables, sin que los dueños de las empresas hayan dimensionado que la propiedad de sus compañías se había diluido con la creciente participación de terceros en la marcha de la empresa, lo que normalmente implica mayor ordenamiento, más responsabilidades y mayor transparencia.

Dice que esa situación hace necesaria la adopción de buenas prácticas de gestión, de control y rendición de cuentas para preservar la confianza depositada por terceros, que participan con fondos en los destinos de la empresa.

El analista advierte que muchas empresas nacionales se han convertido, en la práctica, en entidades financieras que, en lugar de captar depósitos del público para financiar sus operaciones, han obtenido financiamiento mayoritariamente a través del sistema financiero y proveedores, con el riesgo de experimentar “corridas” de estos financistas por eventuales pérdidas de confianza.

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