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El estudio se basó en la producción de tres rubros florales: gerbera, crisantemos y rosas, que generan ingresos por más de G. 413 millones por año, generando una rentabilidad del 30% para el productor.
La cadena florícola nacional se concentra en las localidades de Caacupé, Itacurubí de la Cordillera y Piribebuy, en el departamento de Cordillera; Itauguá, en Central, y Encarnación en Itapúa, aglutinado así a unas 800 familias de productores. Se estima una demanda en el mercado nacional de entre 12 y 15 millones de dólares anuales, que es abastecida en un 90% por producción extranjera.
Esta situación surge como consecuencia de varios factores, tales como la escasa oferta, insuficiente adopción de tecnología en el sector y financiación inadecuada, en plazos, condiciones y a tasa de interés, a proveedores, productores, distribuidores, etc.
El evento al que asistieron representantes de varias instituciones públicas y privadas, así como proveedores y productores, tuvo lugar esta semana en el salón de conferencias de la Cooperativa Serrana.
Los responsables de esta actividad fueron los integrantes de la Mesa Florícola, que es un espacio en el que participan todos los eslabones públicos y privados de la cadena de valor de las flores de corte, en macetas y follajes.
Los expertos que presentaron las conclusiones del estudio fueron Henry Moriya y José Brunstein, con el objetivo de introducir a los potenciales inversores y entidades financieras en el negocio de la floricultura.