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El Ing. Segovia, de esta manera, salió al cruce, una vez más, de un mito urbano profundamente arraigado en los gobiernos de turno de Argentina e inclusive en su prensa, que nuestro país no intervino en la financiación de la hidroeléctrica.
La expresión más acabada de este mito es aquella que acuñaron los brasileños en Itaipú, adaptado sin pérdida de tiempo por nuestros socios en Yacyretá: “En Itaipú (...Yacyretá), Brasil (...Argentina) puso el dinero y Paraguay solo el agua”.
El especialista compatriota nos recuerda que la Nota Reversal del 9 de enero de 1992, a pesar de que fue rechazada por el Legislativo nacional, había diferido el cobro del 80% de los beneficios que corresponden a nuestro país (Tratado de Yacyretá y sus anexos).
Esa postergación, según el instrumento diplomático impuesto por Argentina, afectaba a los ingresos paraguayos generados entre 1994 y el 2004, con un período de gracia de 15 años.
La financiación no concluye con ese aporte de 25 años. En efecto, se le impuso también que la devolución del capital que se le retuvo en ese período se haría en un plazo de ocho años, desde el 2019, en cuotas iguales y sin intereses.
A este aporte debemos añadir los US$ 1.000 millones que la entidad binacional debe a nuestro país –US$ 1.200 millones, según otros técnicos– por compensación en razón de territorio inundado, que también consagra el Tratado y, aclaramos que aún no nos hemos referido al concepto “solo el agua”.