En la Itaipú marginan a técnico por denunciar fallas en la línea de 500 kV

Le costó caro al técnico de Itaipú Blas Cañete haber denunciado las anomalías en la construcción de la línea de 500 kV. Le echaron de la subestación margen derecha hace una semana a raíz de otras publicaciones sobre fallas que están siendo corregidas. Si bien no sabe el desenlace, dijo que no dejará de luchar por los intereses nacionales dado que las consecuencias serían bárbaras para el sistema.

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La semana pasada corrían rumores de que había sido expulsado por funcionarios paraguayos y brasileños de la Subestación Margen Derecha (SEMD) Blas Cañete, técnico de Itaipú desde el año 1975, asignado a la supervisión y fiscalización de la construcción de la línea de transmisión de 500 kV, junto a Segundo Núñez, un técnico jubilado de la entidad contratado para cumplir la misma tarea.

Ayer, luego de varios días de silencio, el técnico de la binacional accedió a hablar. Además de confirmar que fue expulsado de su lugar de trabajo en el seccionamiento de la línea de 500 kV que va al Brasil, señaló que sigue esperando que sus jefes le asignen una nueva tarea.

“Este tema empezó ya el 12 de marzo de este año cuando estaba en la supervisión de la línea de 500 kV en la zona de Villa Hayes, cuando por accidente, diría yo, detecté unas cuantas piezas, unas torres principales que iban a sustentar la línea, cuyas estructuras estaban siendo modificadas sin conocimiento de la Itaipú, sin conocimiento de la propia fabricante. No hubo ni un pedido, no hay ni una nota de comunicación a la Itaipú de que se iba a proceder a modificar, ni siquiera la consultora brasileña LEME, que elaboró el proyecto comunicó”, expresó el técnico.

Continuó explicando que al detectar las piezas modificadas junto con el señor Segundo Núñez -quien renunció al cargo unos días después- quiso recoger por instrucciones de los brasileños para llevar al laboratorio a fin de analizar el tipo de material que se estaba aplicando a las soldaduras porque se estaba haciendo en forma precaria para unas estructuras gigantescas.

“Me llevé una gran sorpresa. El responsable principal del consorcio CIE-Elecnor, el ingeniero Reuben Cortez, le remite una carta a mi jefe, el ingeniero Mariano Abud, diciéndole que yo estaba interfiriendo en forma negativa en la construcción. A consecuencia de eso mi jefe remite una carta al ingeniero de campo pidiendo que apuren la denuncia de Rauben para que él tome una medida drástica. En vez de apoyarme, mi jefe me estaba amenazando. Pero yo era el fiscal, el que estaba conociendo lo que pasa en el campo”, añadió Cañete.

Continuó relatando que no tuvo apoyo de la superintendencia paraguaya, que inclusive le estaba presionando para no llevar las piezas a la entidad como le habían encomendado los brasileños, tomar esas piezas que se estaban modificando y llevar a la Itaipú. “Mis jefes paraguayos querían que entregara a la empresa contratista, ¿y qué iba a ocurrir? Iba a desaparecer la evidencia de que se estaban haciendo los trabajos en forma indebida. Ni siquiera el ingeniero responsable de la empresa que estaba montando sabía que había piezas que se estaban modificando”, subrayó.

Inmediatamente le enviaron a Villa Hayes al ingeniero Pedro Navarro que estaba en la usina y constató realmente que la empresa contratista estaba modificando las piezas sin ninguna autorización.

Hasta el 17 de marzo estuvo trabajando en la línea de 500 kV. Después de los acontecimientos le asignaron fiscalizar las obras en la subestación seccionadora, de donde le echaron el pasado 27 de agosto dos técnicos brasileños y un paraguayo, según dijo, “a causa de las nuevas publicaciones relacionadas a la serie de fallas que un grupo de control de calidad de la entidad se encuentra corrigiendo ahora”.

Nunca ocurrió esto en Itaipú

El técnico recordó que desde el año que comenzó a fiscalizar las obras civiles y electromecánicas de Itaipú (1975) siempre se respetaron todas las especificaciones técnicas, por lo que la central es una obra perfecta, que puede inclusive superar su propio récord. Lamentó que el caso de la línea de 500 sea la excepción. “Los técnicos paraguayos y brasileños de Itaipú no estamos acostumbrados porque nuestra normativa es de alto nivel. No se puede salir un ápice de las especificaciones porque puede traer consecuencias bárbaras. Son muchas las bases que no tienen la profundidad, otras no tienen la resistencia o les falta la campana. Esas denuncias hicieron otros técnicos, pero igual me responsabilizan a mí”, dijo.

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