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Desde la perspectiva de un vacacionista repatingado en una cómoda reposera en una de las nuevas playas de Encarnación, en el mejor de los casos, es una curiosidad estadística con la que un periodista buscapleitos, atrapado por los rigores de la redacción de un diario, intenta llenar su página.
Para el funcionario municipal, o para el empresario privado que medra con el atractivo de esas playas que fueron paridas por el proyecto forman parte de una campaña de publicidad negativa, “enemigas del progreso” de estas ciudades a las que el proyecto Yacyretá arrancó de su letargo.
El simplismo, incentivado en este caso por la gran transformación de estas comunidades ribereñas, esconde o disimula las obras del complejo poliedro que constituye hoy la singular relación entre ellas y el proyecto Yacyretá, mejor la explotación de la usina.
Entonces, ¿por qué cuestinamos la sobreelevación de ese mar interno en que se transformó el río Paraná con la construcción del dique más extenso del mundo?
Comencemos con las razones más elementales:
- Salud pública: las redes de drenaje pluvial (Encarnación y su entorno, cuentan con unas 200) “funcionan ahogadas”, porque fueron diseñadas y construidas para descarga el agua de las lluvias en el embalse a la cota 83 metros sobre el nivel del mar (msnm). Un nivel superior a esta (83,41 en 2016) la convierte en una suerte de muro de agua que impide que estas redes cumplan su función, propiciando así nuevas lagunas de aguas estancadas e insalubres.
- Aumenta la superficie inundada, especialmente en la costa paraguaya porque es la más baja.
“Hoy ya no se cuestiona la relación 80/20”, declaraba recientemente el director de la EBY, Ing. Ángel Recalde, sin aclarar que esa distribución de territorios inundados por el embalse se hizo hace casi 30 años. Recordemos, según registros oficiales, el embalse alcanzó una cota de 83,18 en 2011; 83,41 en 2012; 83,35 en 2013; 83,40 en 2014, 83,33 en 2015 y 83,41 en 2016.
Recordemos que la EBY debe a nuestro país US$ 1000 millones en concepto de compensación por territorio inundado.