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Tras la licitación, la obra fue adjudicada en octubre de 2013 y debía concluir, según el contrato firmado a fines de ese mismo año, en 18 meses, plazo que feneció en julio pasado. El primer argumento de la empresa para justificar el retraso había sido la entrega tardía del anticipo financiero.
Ahora, tras pedir una nueva prórroga hasta diciembre de 2016, Magtel alega que no consigue empleados. Aparentemente, esto tiene que ver con las denuncias que hubo sobre falta de pago al personal. Llama la atención que el pedido de extensión del plazo no aparezca en la página de Contrataciones.
Por otro lado, la propia auditoría interna de Essap verificó una serie de irregularidades en la ejecución del contrato, entre ellas la colocación precaria de los aparatos y sin las cajas de protección correspondientes.
A esto debemos sumar las quejas de algunos usuarios. Por ejemplo, esta semana, la señora Herminia Florentín, usuaria de Essap del barrio Felicidad, de Lambaré, se quejó ante nuestro diario porque operarios de Magtel le dejaron la vereda rota, luego instalarle el medidor.
La inversión de US$ 6.832.000 debía ser financiada con recursos propios de Essap, por una parte, y por la otra, con fondos de un préstamo otorgado por el Banco Mundial, según el dato oficial.