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En marzo último alcanzó 83,44 msnm según los registros del ente y 83,42 msnm en febrero. En enero arrancó con 83,37 msnm, se mantuvo en 83,35 en abril y cerró el lapso de referencia, mayo, con 83,38 msnm.
Si cotejamos este nivel de la masa de agua que se acumuló detrás de la gran muralla de cemento y tierra, responsable del milagro cotidiano de la luz en Argentina (85,5%) y Paraguay (14,5%), con la cota definitiva o de diseño como gustan declamar las autoridades, concluiremos que nuestros socios, con la complicidad de los funcionarios de turno de la EBY, roban a nuestro país, y a la propia entidad.
Añadamos, según recurrentes denuncias paraguayas, a veces oficiales, que Brasil, por decisión de Argentina, usurpa el milagro de Yacyretá, pese a que el Art. XIV del Tratado establece que los únicos beneficiarios deben ser empresas paraguayas o argentinas; mientras que el Art. XIII aclara que el derecho argentino sobre el excedente paraguayo se limita a la “preferencia”.
Señalábamos antes que la sobreelevación del nivel del reservorio de agua del complejo Yacyretá perjudica al Paraguay y a la propia entidad binacional.
Al Paraguay, porque mientras sus negociadores siguen discutiendo con sus pares argentinos la superficie que inunda el embalse, ignorando inclusive los extraordinarios avances de la tecnología (la satelital por ejemplo) para realizar estas mediciones, debido a la baja altura de la costa paraguaya más territorio del Paraguay es anegado e inutilizado y, para colmo de males, sin que se le pague la compensación que le corresponde “en razón del territorio inundado”.
A la EBY, porque la sobreelevación daña tramos de la represa y a las obras que diseñó y construyó en ambas márgenes de acuerdo con la cota 83 msnm, que figura en la Nota Reversal del 26 de abril de 1979, cuya validez legal en nuestro país forma parte del halo de misterios que envuelve al proyecto.