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Si el sector carece de un plan energético, no podrá ordenar sus prioridades.
Los actuales usuarios de la ANDE, mediante una experiencia que ya dura más de dos años, saben perfectamente cuál es el apuro de la estatal, que tiene estrecha relación con su sistema de transmisión, distribución y transformación y no con una a fundidora de aluminio, cuyo sistema de operación le exigiría, en forma ininterrumpida, 9.600.000 MW, el 84% de la cantidad que demanda hoy el sistema interconectado nacional.
“No existe un plan energético que determine como prioridad la instalación de la fábrica de RTA. Sin embargo, existe evidencia creciente de que el modelo de ceder la energía a los países vecinos es una alternativa menos conveniente que utilizarla dentro del país en proyectos productivos, por lo que podríamos estar desperdiciando una oportunidad única para desarrollar al país sin restricción en provisión de energía, si continuamos con la alternativa de cederla antes que usarla”, se lee en la réplica a la pregunta N° 14 del cuestionario de 18 de la Comisión Permanente.
Sorprende que los redactores del documento hayan respondido con una media verdad a una comisión que cuenta incluso un exdirector general de la binacional, el senador Víctor Bernal, porque lo hicieron con una media verdad.
Nadie debería gritar ¡eureka! por sostener que la utilización de la energía paraguaya en las binacionales en nuestro territorio es la opción más conveniente para el país. ABC Color y otros críticos de Tratado ya en 1973 señalaban sobre este “descubrimiento” de los redactores de la respuesta de Franco al Legislativo.
En efecto, el país, sus futuros administradores, aún deben definir qué tipo de uso nacional debe darse a esa energía, en qué tipo de industrias o emprendimientos.
Además, la superación cualitativa del esquema que hoy nos somete a Brasil y Argentina en Itaipú y Yacyretá dependerá de la imposición, a cualquier inversionista, sea RTA u otros, de tarifas reales, que al menos se aproximen a los precios que dicta el mercado.