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–¿Hasta qué porcentaje de su PIB se puede endeudar al país, sin dejar un pesado fardo a las próximas generaciones?
–En esto no existe un número. No obstante, el FMI dice que los países emergentes, que tienen acceso a mercados internacionales de financiamiento, no deberían superar el 60% del PIB. Hoy el Brasil está por encima de ese nivel, Grecia está en más de 150%. Nosotros, dada la estructura económica e impositiva del Paraguay, creemos que un nivel superior al 25% es riesgoso.
–¿En qué nivel estamos actualmente?
–Hoy la deuda total de Paraguay se encuentra en un 17% del PIB, del cual hay que restar el 3% correspondiente al “Bono perpetuo”, emitido en el 2012 para la recapitalización del Banco Central, de US$ 800 millones, que tiene valor presente neto cero, porque no tiene vencimiento, de modo que –en realidad– ese porcentaje estaría en el 14%. Además, cuando vemos cuál es la deuda neta (los pasivos menos los activos, que son las reservas internacionales), tenemos un ratio negativo del 7%; o sea, somos acreedores en esto. Esta particularidad la tienen solamente Paraguay y Chile en el continente, con la diferencia de que el país trasandino ha invertido mucho más, donde la participación del sector privado también ha sido muy importante.
–¿Cuánto es lo que el país ahorraría con estas nuevas deudas?
–Con la emisión que hicimos ahora (US$ 280 millones) el ahorro será de US$ 11 millones por año, que en 8 años sumará alrededor de US$ 90 millones.
–¿Y cuál es el ahorro en materia de tasa de interés?
–Nosotros emitimos ahora al 4,15%, pero si emitíamos en el mercado local, la tasa de interés hubiese ido del 8,20%.
–¿Es para pagar deudas anteriores?
–Es para pagar intereses de deudas anteriores, que estaban en alrededor del 8%, de modo que se logra un diferencial que está en torno al 4%.
–¿Qué piensa del temor de que este Gobierno, al que le queda poco tiempo, asume cargas que pueden complicarse posteriormente?
–Yo creo que Paraguay tiene fortalezas, y ese riesgo está bastante contenido, porque la legislación vigente le permite al Gobierno endeudar al país única y exclusivamente para obras de infraestructura, y la Ley de Responsabilidad Fiscal prohíbe taxativamente tomar préstamos para pagar salarios. Eso no es algo que todos los países tienen, lo cual nos da la certidumbre de que si nos endeudamos para hacer inversiones, esta generará crecimiento y desarrollo. Además, los gobiernos que vengan difícilmente puedan cambiar lo que está establecido en la ley, ni en el Ministerio de Hacienda, ni en el Banco Central.
–¿Tiene Hacienda algún mecanismo que le asegure a la ciudadanía que efectivamente se está invirtiendo y no gastando?
–Nosotros hacemos el control de la ejecución presupuestaria. No le entregamos la plata a Obras Públicas para que esa institución haga lo que quiera. Nosotros nos encargamos de pagarle al contratista cuando nos cercioramos que entregó un certificado de obra. O sea, aquí no se desembolsa ni un guaraní sin el respaldo de la ejecución de obras. Eso es categórico.
–Pero, ¿cuánto tiempo habrá que esperar para que el mercado sienta ese crecimiento?
–Por un lado, Paraguay va a ser uno de los países de la región que más crecerá este año. Por el otro, en cuanto a la posición del sector privado, el año pasado los ingresos tributarios aumentaron 24%. Eso quiere decir que se está pagando más impuestos, porque se está vendiendo más. Lo que está pasando es que los márgenes se están achicando de manera muy rápida, en una economía que se está volviendo cada vez más competitiva, y eso le exige al empresario ser cada vez más eficiente. Antes se acostumbraban a que las ventas crezcan al 30%, pero ahora están creciendo al 10%, que también es bueno.
–¿Cuál es la incidencia allí del contrabando?
–El contrabando tiene su incidencia en algunos sectores. No podemos desconocer que hay rubros de consumo masivo donde el flagelo ha tenido su fuerte impacto, pero hay indicadores que están creciendo, como el del empleo. El crédito al sector privado está creciendo, y las recaudaciones.
–¿Con más deudas no se plantearía la suba de tasas impositivas?
–No. Yo me rehúso cargar más impuestos sobre los hombros de los que ya están pagando. Nosotros tenemos que hacer que todos paguen. Cuando tengamos la certeza de que no existe evasión, o que es el mínimo, allí recién plantearíamos algún ajuste de tasas a la gente que gana más, así como menores tasas a la gente que gana menos; es decir, que las mismas sean progresivas.
–¿Qué pueden hacer para evitar que los políticos quieran seguir metiendo manos a los recursos?
–Es un enorme avance el hecho de que en la cartera más importante del Estado esté hoy un joven de 36 años, y afiliado al Partido Liberal.
–¿Usted recibe alguna presión de los políticos?
–Ninguna, porque yo también soy muy transparente y les digo qué es lo que puedo hacer y qué no; y a todos tengo que decir lo mismo. La institución se ha fortalecido mucho, y ese es el concepto que tenemos que instalar también en las otras instituciones del Estado.
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