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“De mesiteros y vendedores ambulantes de la antigua Zona Baja pasaron a ser dueños de un local en el circuito comercial. Los informales que ahora están ahí son gente que nada tienen que reclamar”, afirmó el jefe de Vialidad de la Dirección de Obras y Servicios de la Municipalidad encarnacena, Ing. René Miglio.
A todo este lío, se suma la construcción de locales comerciales que incumplen las ordenanzas, como el caso de obras que cubre toda la propiedad, cuando deberían cubrir solo hasta el 75%. “Un gran porcentaje lo hizo sin autorización municipal, sin un plano, aplicando la política de los hechos consumados”, se quejó Miglio.
El desorden es moneda diaria, pequeñas e improvisadas casillas de madera y lona se levantan en horas, principalmente en espacios públicos, para vender cualquier tipo de artículos, y hasta preparan comida sin cumplir los mínimos estándares de higiene. La Municipalidad puso 10 fiscalizadores, cuya misión es evitar la proliferación de vendedores. Sin embargo, “construyen sus improvisadas casillas por la noche o fines de semana”, según Miglio.
En junio pasado, hubo una reunión interinstitucional convocada por la comuna. En esa ocasión el intendente Luis Yd se comprometió a exigir a los vendedores informales el permiso municipal. “Los que no tienen y no son de esta ciudad, tendrán que desocupar la vía pública”, había dicho.
“Piedras en el camino”
Por su parte, el comerciante de origen árabe Wissan Haidar Allaoul fue más lejos: descarga piedra bruta en el único estacionamiento público del lugar a fin de reclamar como propio el predio. Primero fueron dos cargas, ahora ya son siete.
El director de Obras de la Comuna, Fernando Oreggioni, confirmó que hay un litigio. El predio forma parte de una fracción propiedad de la Binacional Yacyretá, previsto para estacionamiento.
Según Haidar Allaoul, el terreno –de gran valor– le fue cedido por la EBY en compensación por una vivienda que poseía en la zona de afectación de la represa.