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Sin embargo, el uso de banda ancha fija sigue relegado ante la ausencia de políticas y el elevado costo. Esto se evidencia justamente en la baja cobertura de los hogares, solo el 27% de la población accede a este medio en sus casas y únicamente un 20% dijo que accede en su lugar de trabajo.
La deficiencia en materia de infraestructura tecnológica se acentúa en la población rural, donde apenas el 8% de la población tiene acceso a banda ancha fija en su vivienda, y un 7,49% en su lugar de trabajo. La herramienta más utilizada para la interconexión es el celular, que permite el acceso al 96% de la población rural.
El acceso de banda ancha fija plantea como principales retos aumentar la oferta de servicios. Son varios los factores inhibidores específicos y ellos están vinculados a cuestiones de la oferta, como el despliegue de la infraestructura. Es preciso desplegar esfuerzos considerables para conectar a más personas en la región, una tarea que no se limita a proveer acceso a Internet, sino también servicios de banda ancha de alta calidad que fomenten la eficacia y la innovación de empresas, ciudadanos y gobiernos. Para ello se necesitan infraestructuras, mercados abiertos y competitivos y una demanda estimulada mediante políticas que aborden cuestiones de asequibilidad, emprendimiento, competencias y confianza, menciona un estudio del BID al respecto.