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La EBY, con su comunicado, intentaba tranquilizar los ánimos luego de que en las redes sociales se publicara un video que mostraba que las embravecidas aguas del embalse pasaban a través de las compuestas del vertedero principal, semiabiertas en la parte superior.
La última prueba de esta actitud, añade, es el comunicado de la EBY de ayer (del lunes 10), en el que se “culpa a las lluvias y fuertes vientos, pero no se mencionada nada y se esconde la realidad constante de la sobreelevación del embalse”.
Del material infiere otro dato: “la propia EBY dice que el caudal es solo de 17.000 m3/s, por tanto no se debió al caudal elevado, sino a la sobreelevación ...”.
Reitera luego “... que esta situación es causada por el nivel más elevado que el asumido en el diseño, lo cual aumenta la superficie y la distancia de acción de los vientos predominantes y, en consecuencia, aumenta la altura de las olas por encima de los criterios de diseño”.
Del informe trimestral del Departamento Técnico de la EBY, oficinas argentinas, sobre las cotas del embalse del complejo hidroeléctrico Yacyretá en el eje Posadas-Encarnación, se infiere que el nivel promedio fue de 83,45 metros sobre el nivel del mar (msnm) y que en febrero pasado alcanzó 83,48.
La decisión, atribuida por Segovia a la “insensatez o negligencia”, que en el corto plazo redundará en la generación de una mayor cantidad de energía, en el largo o mediano no será gratuita.
“Se están extralimitando en lo atinente al factor seguridad de las compuertas y estructuras”, advierte Segovia, y añade que “operar así es un atentado contra la seguridad general”.
No sería la primera vez que el exceso de codicia arruina un buen negocio: “Si se produce algún daño en las compuertas u otras estructuras se verán obligados a bajar el nivel del embalse aproximadamente 10 metros, con la consecuente disminución de la generación en grado mucho mayor, menos de la mitad de la potencia actual (2.500 MW)”, apunta el Ing. Segovia, una conclusión que se asemeja a un llamado a la “cordura”.