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El proyecto denominado “La frutihorticultura como oportunidad de acceso a mercados de alto valor y oferta sustentable” se desarrolló durante cuatro años con pequeños productores de Central, Paraguarí, Cordillera, San Pedro, Caaguazú y Bajo Chaco, señaló durante su informe, Ángel Garcete, en el local de la Unión Industrial Paraguaya (UIP).
Dijo que los trabajos se realizaron en tres ejes. Por un lado, la asistencia técnica; por otro, el acceso a financiamiento con entidades públicas o privadas; y en tercer lugar, la orientación para la comercialización.
“Trabajamos enfocados en cambiar la mentalidad del agricultor tradicional hacia una actitud empresarial, impulsando la mejora de la productividad mediante la aplicación de las buenas prácticas agrícolas”, explicó Garcete.
También informó que los técnicos animaron a que los productores involucren a los integrantes de su familia en las tareas de la producción. Por ejemplo, a los hijos, para el registro de planillas contables o productivas.
“El objetivo de los registros es que pudieran comprobar si ganaban o perdían, y en qué cantidades”, indicó el expositor.
Como resultados, dijo que la mayor transparencia de la inversión, gracias a los registros, hizo que los horticultores se animaran a ampliar sus cultivos, y en casos del tomate o locote, entre otros, de cultivar unas 5.000 plantas pasaron a 10.000 e, incluso, 15.000 plantas, en pequeñas parcelas.
Con relación a la comercialización, mencionó que la enseñanza ayudó a los productores a poder elegir variedades con mejor aceptación por parte de los consumidores, y a mejores precios, reduciendo intermediaciones innecesarias.
En cuanto a los inconvenientes, citó que el desarrollo del proyecto detectó que el robo de insumos así como la cosecha furtiva de vecinos son problemas importantes en algunas zonas, por lo que los productores se organizan en grupos para contrarrestar la situación, con grupos de vigilancia.