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De acuerdo a nuestras fuentes, la central de Acaray tiene una capacidad instalada de 200 MWh, y va a requerir de una financiación de US$ 125.000.000, aprobados por el BID la semana pasada; mientras para la hidroeléctrica argentino-uruguaya de Salto Grande, casi 10 veces mayor, con una capacidad instalada de 1.890 MWh, la misma entidad multilateral también aprobó la semana anterior un crédito de US$ 130.000.000, para la modernización del citado complejo hidroeléctrico binacional argentino-uruguayo, según se informaron la semana pasada los medios de prensa argentinos.
Según informó el Ministerio de Hacienda argentino en un comunicado, el programa para la modernización de la infraestructura y equipamiento de la central hidroeléctrica “contribuirá a garantizar su disponibilidad, aportando confiabilidad y eficiencia a la interconexión entre ambos países”. El proyecto también tiene como “objetivo específico” extender la vida útil del complejo.
Pero, la duda no queda allí, considerando que la actualización tecnológica de Itaipú, con 14.000 MWh (70 veces mayor que Acaray) solo saldrá poco más de cinco veces; o sea US$ 660.000.000. Esta “torta” será repartida 65% para empresas brasileñas y 35% para firmas radicadas en territorio paraguayo. La repartija tampoco estuvo exenta de duras críticas, aunque para algunos gremios del sector privado está bien.