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El primero de ellos, que acepta la Nota Reversal N° 2 que fue firmada por los cancilleres Eladio Loizaga y Jorge Faurie el 28 de septiembre del año pasado, fue aprobado por la Cámara Alta el último martes por 21 votos contra 19, en medio de la displicencia colorada, inclusive de los abdistas, salvo honrosas excepciones, que antes de las últimas elecciones criticaron con dureza el contenido de este documento; así también, autoriza la nueva central hidroeléctrica sobre el brazo Aña Cua del río Paraná, cuya financiación sería imposible sin la aprobación del instrumento diplomático en cuestión.
La segunda nota, la N° 6/14, que supuestamente “equipara los cargos de directores ejecutivos...”, pero en rigor consolida la hegemonía argentina en la binacional, fue aprobada por un margen superior de votos, 23 contra 16, tal vez porque el documento no fue suficientemente estudiado o porque se impusieron otros intereses “tan espurios como la deuda que aprobaron”, comentaron técnicos del sector Energía. Como el actual período legislativo finalizó ayer, será la nueva Cámara Baja la que se encargue de aprobar definitivamente estas leyes o de devolverlas al Senado.