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De acuerdo al estudio del PNUD, el éxito del rubro se basa en el sistema de comercialización que se realiza por medio de cadenas de producción (clusters) lideradas por empresas privadas que hacen alianzas estratégicas y capacitan a los productores para que la obtención de las materias primas sean de alta calidad, lo que a su vez permite que la exportación a exigentes mercados.
En ese sentido, se destacan los trabajos que viene impulsando la empresa Shirosawa y Cía. junto con pequeños productores de San Pedro, vendiendo semillas de sésamo al mercado japonés, donde nuestras exportaciones de ese producto ocupa el quinto lugar en una lista de 30 países.
El sésamo es poco exigente en el uso de agroquímicos, su cultivo no presenta prácticas clientelistas y prebendarias en la organización de la producción y comercialización, tal como ocurre con el algodón. Su reciente incorporación mejora la diversificación productiva y facilita buenos ingresos económicos a las familias campesinas.
"Se deben considerar las ventajas ecológicas y de salubridad que posee la producción de sésamo, porque al tiempo de requerir menor uso de agroquímicos también disminuye el costo de producción, en relación con el renglón textil".
En contrapartida, el algodón, cuyo cultivo requiere mayor uso de agroquímicos y consume una importante cifra del presupuesto del Ministerio de Agricultura y Ganadería MAG. "La tercera parte de las divisas que generan las exportaciones de fibras de algodón al sector privado está subvencionada. La producción de este renglón le cuesta al Estado paraguayo anualmente unos US$ 17.000.000 en subsidio (promedio de 10 años), mientras que la exportación de las fibras del textil produjo al sector privado un ingreso promedio de US$ 54.000.000, en los últimos seis años.