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El ingeniero Cataldo señaló que estos fondos son “extremadamente apetecibles” para los inescrupulosos, dado su enorme tamaño y, además, porque los efectos de semejante “succión” solo se sentirán en 15 o 20 años, tiempo para el cual los “mamantes” del dinero ya no existirán pero sí sus herederos extremadamente ricos mas inimputables. “Y con una enorme cantidad de trabajadores, que no tuvieron el coraje de apoyar oportunamente los cambios, sin jubilación y, en el mejor de los casos, recibiendo monedas del Gobierno de ese tiempo futuro, para mitigar un caos social de miles de personas de la tercera edad viviendo miserablemente”, alertó.
Añadió que el principal ataque al sistema de capitalización individual es que no es “solidario”, desconociéndose totalmente lo que es realmente la solidaridad en el sistema de reparto (vigente hoy en Paraguay).
Explicó que la “solidaridad” en este sistema es intergeneracional; es decir, los activos aportan para los pasivos, con la esperanza de que los futuros activos aporten para su jubilación. “Dicha solidaridad no pasa de ser un eufemismo muy utilizado para descalificar cualquier otro sistema, cuando que en realidad cuando fue creado por el canciller alemán Otto Von Bismarck (1815/98) el mismo no tenía otra posibilidad de bancar a las miles de personas de tercera edad que no sea con el aporte de los activos de entonces”, dijo.
Sostuvo que, en realidad, la supuesta solidaridad del sistema no es más que la causa de su muerte, porque naturalmente el individuo trata de aportar lo mínimo y obtener el máximo beneficio por los mecanismos por todos conocidos en el caso de IPS, pero que no hacen ni las reformas necesarias para minimizar estos problemas que ya fueron recomendados en el estudio actuarial realizado en el año 2011.
Afirmó que, en cambio, en el sistema de capitalización cada aportante se jubilará en función de lo que aporte y sin ninguna posibilidad de acceder a fondos de otros, a menos que la ley disponga que un porcentaje de su aporte vaya a un fondo de solidaridad, o que el Estado asuma que todos deben tener una jubilación de subsistencia mínima financiada de rentas generales, “con lo que todos los que pagamos impuestos seremos solidarios con los que no consiguieron construir su propio fondo”.
Dijo que esto no hubiese podido ocurrir en un sistema de capitalización, con una superintendencia de fondos previsionales independiente y eficiente, en el cual cada trabajador es dueño absoluto de su fondo, como si fuese una caja de ahorros en la que nadie podría “meter la mano” con tanta discrecionalidad como lo hicieron, por ejemplo, en Cajubi. “Eso ocurre con mucha facilidad en el sistema de reparto, en el que el fondo es de todos y no es de nadie, y queda sujeto a la administración de media docena de consejeros y sus mandantes”, aseveró.
Sostuvo que la discrecionalidad del funcionario es una de las principales causas de la corrupción, o incluso la principal. Acotó que disminuir esa discrecionalidad con las más modernas metodologías de gestión y la utilización intensiva de las TIC en el control, es la herramienta más eficaz del combate a la corrupción.
El IPS sufrirá problemas desde el 2035
Cataldo instó a los trabajadores (sobre todo a los que se jubilarán alrededor del año 2035, a quienes los ingresos de IPS ya no cubrirán los egresos de las pensiones) a interesarse en este tema que ciertamente les afectará en el futuro. “Todavía estamos a tiempo de salvar los fondos de pensiones si nos ponemos de acuerdo empleadores y trabajadores para hacer un sistema que proteja nuestros aportes, que no es más que la futura jubilación de ustedes, de las manos de los buitres que revolotean cada vez más sobre estos fondos. El Uruguay lo ha logrado, solo tenemos que adoptar y adaptar lo que funciona”, enfatizó.