Desaladoras del Chaco, muestra de cómo gastar tanto sin utilidad

Las dos desaladoras construidas entre los años 2009 y 2010 en el Chaco, con una inversión estatal de por lo menos G. 15.700 millones, se encuentran desde hace años sin funcionar, y actualmente están convertidas en unas instalaciones sin utilidad alguna.

/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2074

Cargando...

VILLA CHOFERES DEL CHACO (Marvin Duerksen, corresponsal). Una de las desaladoras fue construida en esta localidad, en el km 450 de la Transchaco, distrito de Mariscal Estigarribia, y la otra está en Tte. Irala Fernández, km 389 (Presidente Hayes). En ambas plantas el único movimiento desde hace años es el corte del césped que realiza el encargado, a veces funge como depósito de víveres para la Secretaría de emergencia Nacional (SEN).

La planta de Villa Choferes fue inaugurada con mucho ruido ideológico en octubre de 2010, pero con un solo pozo de inyección para filtrar la salmuera otra vez al subsuelo. Allí se desalinizó solo hasta 60.000 litros de agua dulce por día, en vez de los 200.000 litros que se prometió. Este hecho fue mantenido en secreto por los técnicos encargados durante tres años, hasta que en mayo 2013, la planta dejo de operar por falta de más pozos de inyección y ningún mantenimiento, como admitieron en aquel entonces algunos técnicos, en confianza.

Ya se han desmontado varias instalaciones en el patio y donde antes estaba la piscina con la salmuera, para su reinyección al subsuelo, hoy proliferan las malezas. La otra “desaladora”, en Tte. Irala Fernández, en realidad no es más que un gran tinglado de 2.400 m², donde solo operó una costosa máquina experimental algunos días de la semana por uno o dos años. Nunca se terminó y no fue puesta en marcha oficialmente.

Hace dos años atrás el ministro de la SEN, Joaquín Roa, anunció que identificarían con técnicos de Israel que acciones tomar, para poner en marcha las dos plantas y darles “un mejor uso”, pero nada pasó. Los intendentes locales no están precisamente muy felices con estas obras.

Elmer Vogt, de Mariscal Estigarribia, dijo que consultó varias veces el año pasado qué haría falta para poner en marcha otra vez la planta en Villa Choferes, pero se encontró con una SEN poco abierta a preguntas.

Cecilio López, de Tte. Irala Fernández, a su vez se quejó de la burocracia de la SEN, pues tenía la intención de utilizar el gran tinglado al menos para reuniones.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...