De revisión en Itaipú dependerá que se evite “maldición de los recursos”

El aumento considerable de recursos que podría suponer la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú supone también el riesgo de caer en la “maldición de los recursos”, según advierten investigadores. Plantean que el país emplee estrategias para utilizar toda la energía que le corresponde.

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La situación paradójica y controvertida en la que un Estado con abundantes recursos naturales tiene bajas tasas de crecimiento económico per cápita, altos niveles de desigualdad de ingresos, bajos niveles de democracia y altos niveles de conflictos en torno a sus recursos se conoce como “maldición de los recursos” en la literatura científica y es lo que reproduce un informe del Grupo de Investigación en Sistemas Energéticos (GISE), de la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), cuyos integrantes esta semana advirtieron sobre los riesgos que enfrenta nuestro país, si no encara la negociación del 2023 con un enfoque de desarrollo de la industria.

El documento detalla que, a pesar de que gran parte de la atención de los investigadores y organismos internacionales que lidian con la problemática de la maldición de los recursos se centra en recursos minerales e hidrocarburos, recientemente se le ha dado también más atención a la manera en que la exportación de hidroelectricidad –derivada de recursos naturales– presenta los mismos síntomas: desplazamiento del sector manufacturero, prevalencia de falencias institucionales, corrupción y bajos niveles de responsabilidad gubernamental.

Oportunidad

Según detalla el informe, en 2023 pueden presentarse dos escenarios y en cualquiera de ellos nuestro país debe desplegar una estrategia que le permita usar su excedente de energía para lograr una inversión en educación del 7% del PIB e invertir alrededor de US$ 20.000 millones en infraestructura. Menciona que uno de los escenarios que podría presentarse es que las tarifas se mantengan en el nivel actual, en cuyo caso Paraguay tendrá una renta aproximada de US$ 1.000 millones adicionales por año, o que no se modifique su costo de servicio, caso en el que la tarifa bajará un 60%.

En el segundo escenario, es decir, en el que no se produzcan cambios y se mantengan los componentes actuales del Costo de Servicio de Electricidad (CUSE), excluyendo la deuda ya saldada, la estrategia para sacar provecho deberá ser otra y el GISE apunta principalmente a impulsar el desarrollo de la industria, lo que permitirá crear 2 millones de empleos nuevos y cuadruplicar el PIB.

pcarro@abc.com.py

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