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Ante esta situación, la afectada concurrió al Correo Paraguayo y fue atendida por Mirna Cáceres, supervisora de reclamos, quien directamente se desentendió del caso y ni siquiera dio chances de solución.
Pese a la insistencia de la afectada, quien le indicó que el servicio se pagó al Correo Paraguayo y que de no responder al reclamo u ofrecer solución por el incumplimiento se constituiría la figura de estafa, al percibir dinero por un servicio no prestado, respondió: “El problema es argentino, no nuestro”, disparó Cáceres.
A su vez, el director de operaciones del Correo, Carlos Irala, también dejó a su suerte a la afectada, respondiendo que la Argentina, por su legislación, envía a Aduanas las encomiendas, por lo que de ahí deben retirar los destinatarios, y que la encomienda no llega a la dirección especificada. “Aduanas de aquí hace lo mismo”, manifestó.