Prendidos a sus filas, alborozados médicos se disponían a cobrar sus salarios, luego de meses de postergaciones. Algunos recordaban la época de "vacas flacas", cuando sobrevino la quiebra como consecuencia de las enormes deudas contraídas con la construcción del moderno complejo, revestido de granito, ubicado en Eligio Ayala casi Curupayty.
Atrás quedó la desesperanza. Ahora se abre un nuevo brío para la empresa con la concreción de compra por parte del Grupo Léoz, encabezado por el doctor Nicolás Léoz, titular de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CSF) y exitoso empresario ligado a otras poderosas sociedades económicas en los campos inmobiliario y gastronómico.

Los Léoz aún no quieren soltar prendas con respecto al futuro inmediato del sanatorio en materia de inversiones tanto físicas, como personal y de estrategia de mercado.

Desde afuera, sin embargo, se perciben nuevos vientos de cambio que son matizados por el paso de más gente cada día.

Por el lado de los potenciales clientes, emerge un nuevo negocio en el competitivo mercado de la atención a la salud, que podrá impactar con seguridad en una mejor atención con servicios de primera línea y planes al alcance de todos.

La compra se concretó sobre una base estimada en la quinta parte de la inversión inicial de 4,5 millones de dólares, informó el doctor Miguel Angel Martínez Yaryes, un nombre tan familiar como el mismo Migone.

"Un paso muy importante que se está dando es el pago de la deuda por atención profesional de los médicos. Eso es trascendental, desde el momento que el sanatorio está dando ya signos de vida", indicó el médico, uno de los socios fundadores del centro asistencial con 60 años de servicio acumulados.

Ayer también se nombró como nuevo director médico al doctor Miguel Angel Cardozo, especialista en Urología. Para la próxima semana está prevista la reestructuración de la parte médica y administrativa.

A partir de ahí se desconoce lo que va a pasar. Lo cierto es que el renovado impulso de estos días es un síntoma de que se está a las puertas de una iniciativa gigante que apunta a recobrar el antiguo prestigio del sanatorio, coincidieron en apuntar sonrientes médicos que aguardaban ansiosos cobrar sus honorarios.