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Citó como ejemplo que en el ramo de óptica, la venta callejera fue casi uno de los primeros en aparecer y es muy perjudicial, pues ya no solo se ofrecen lentes de sol sino también de vista. “Son copias de lentes de líneas que han triunfado o modelos exitosos que son copiados automáticamente como los relojes de marcas famosas. Mucha gente, por la diferencia de precio entre un producto original europeo, compra estas imitaciones o falsificaciones”.
Otra cuestión a tener en cuenta –precisó Cubas– es que esas mercaderías no son de propiedad de esa gente que está subempleada en la calle: “Ellos reciben a la mañana a los camiones que les entregan la mercadería y a la noche recogen de nuevo. No tienen ninguna protección de seguro social, de trabajo formal, están expuestos”.
Dijo que, obviamente, la presencia de informales repercute en los comercios cuyos propietarios son afectados y a la vez repercute en los empleados que pierden sus trabajos: “Hay gente que está trabajando legalmente y aportando al país, pero se queda sin empleo a causa de esta actividad ilegal que está en la calle”.
Apuntó que, como uno de los fundadores de la Asociación de Comerciantes de la Calle Palma, habían hecho verificar toda esta situación y observaron que había grandes depósitos en la zona del Mercado 4, de donde los camiones retiran las mercaderías, reparten a la gente del Centro y luego a la tardecita retiraban. Eso se entregó a las autoridades, que siempre argumentan cuestiones sociales para no actuar: “Creo que eso es un error y el Estado debería intervenir y crear condiciones para que la gente pueda trabajar formalmente”.