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En un recorrido para verificar in situ las reparaciones que se llevan a cabo en el tramo Río Verde-Irala Fernández -Cruce Pioneros-Filadelfia de la Ruta 9 Transchaco, comprobamos que las reconstrucciones que se llevan a cabo incluye el terraplén desde el terreno natural y el paquete estructural, pero no tratan las arcillas bajo los terraplenes.
Incluso, fue posible observar que la Transchaco, de B. Aceval a Mcal. Estigarribia, se dan deformaciones en forma de ondulaciones, hundimientos (baches), ahuellamientos y corrimiento de bordes, y la calzada asfáltica presenta mapeos y grietas (en cuero de yacaré), peladuras y desgranamientos.
Para solucionar estos problemas, para beneplácito de las asfalteras, el Ministerio de Obras Públicas periódicamente licita la reparación de los tramos afectados, repitiendo los mismos trabajos; curado de baches (desbarre y recapado), y para los segmentos donde la calzada está totalmente colapsada, la reconstrucción parcial del terraplén y paquete estructural.
Colapso anunciado
En mi opinión, el problema podría estar bajo los terraplenes, y de no solucionarse, el Estado paraguayo seguirá invirtiendo un promedio de US$ 50.000/Km-año de por vida en mantenimiento para que todo siga igual. Nos referimos a las arcillas expansivas presente bajo los terraplenes en forma de bolsones o manto arcillosos.
Por ejemplo, los tramos de ruta con agua permanente en las cunetas indica la presencia de suelos impermeables (u horizonte arcilloso), y es sabido que las arcillas, cuando son expansivas, presentan cambios de volumen asociados con los cambios de humedad, sobre todo en climas de intermitentes periodos de humedad.
Es sabido que cuando se humedece la arcilla expansiva presente en el núcleo de un terraplén, o un manto ubicado a cierta profundidad bajo la calzada, experimentan una fuerte expansión que puede producir considerables daños a la carretera (incluido el paquete estructural). En este caso la arcilla no se expande y se contrae por el peso propio del terraplén, o por influencia de las cargas dinámicas del tránsito; los daños se originan por el ciclo de hinchamiento (levantamiento) y asentamientos parciales, que se transmite y daña la ruta como estaría ocurriendo, incluso desde B. Aceval.
Antecedentes
Ya en la década del 30 del siglo pasado en EE.UU. observaron que los estados con climas cíclicos de humedad y sequía, los suelos arcillosos expansivos producían daños por mas de US$ 5.000 millones/año en las carreteras. Para contrarrestar este efecto, se implementó un procedimiento de estabilización llamado “Inyección a presión de lechada de cal” (LSPI por su sigla en inglés), que consiste en inyectar directamente en la capa a tratar, cal hidratada diluida en agua a presión a profundidades de 1 a 3 m. y de ser necesario hasta 13 m, forzando a penetrar lateral y verticalmente en los bolsones y horizontes arcillosos para formar sábanas de cal que al reaccionar con la arcilla, reduzca la actividad por humedad, incremente la resistencia y minimice el movimiento del suelo de cimentación por sus efectos dañinos.
A la fecha esta tecnología nunca se empleó en nuestro país, pese la existencia de suelos arcillosos en la mayoría de las rutas y que la experiencia haya demostrado que las reparaciones que periódicamente licita del Ministerio no resultan.
ccaceres@abc.com.py