Ing. Porfirio Cristaldo (*)
La actual crisis energética de Argentina, que afecta también a Chile y Uruguay, es una nueva oportunidad para el Paraguay, que será desaprovechada debido a la falta de un moderno marco legal en el sector eléctrico (SEE), que permita la competencia y la inversión privada en la generación y la transmisión eléctrica.
Este nuevo marco legal no precisa de la privatización de la ANDE, ni afecta de modo alguno a esta empresa, sino simplemente requiere la apertura de la generación eléctrica a la competencia y la inversión privada en los sistemas de transmisión eléctrica. La modernización del SEE paraguayo permitirá, entre otros, la construcción de líneas de transmisión como el triángulo de 500 kV Itaipú-Yacyretá-Asunción-Itaipú, el convertidor 50/60 Hz (1.000 MW), el gasoducto Bolivia-Paraguay, así como varias centrales a gas de más de 1.500 MW; e hidroeléctricas como Yguazú (200 MW), Monday (30 MW), Acaray III (1.000 MW), Itatí-Itacorá (1.800 MW), y Aña cuá (225 MW).
La central hidroelectrica aña cuá
La central Yacyretá tiene dos vertederos por los que descarga el agua excedente cuando el caudal del río supera su capacidad de generación. Un vertedero está sobre el brazo principal del río Paraná, y el otro sobre el brazo Aña cuá. Posteriormente a la construcción de Yacyretá, el Banco Mundial exigió a la Entidad Binacional (EBY) descargar por el vertedero Aña cuá 1.500 m3/seg., permanentemente, a los efectos de evitar los problemas ecológicos de la falta de agua en el brazo Aña cuá, que en el proyecto original no fueron considerados.
Debido a este caudal ecológico mínimo requerido por el Banco Mundial, desde hace varios años, EBY viene derramando agua por este vertedero a un costo anual para ambos países de US$ 65 millones de energía no generada. Para frenar esta pérdida, EBY decidió la construcción de una central hidroeléctrica de 225 MW sobre el brazo Aña
cuá, próxima al vertedero del mismo nombre.
La central hidroeléctrica de Aña cuá tendrá tres turbinas Kaplan de 75 MW c/u. (la mitad de la potencia de Yacyretá). La casa de máquinas estará pegada al vertedero y utilizaría el caudal de agua actualmente desperdiciado para generar electricidad. La inversión estimada es de US$ 160 millones, lo que hace al proyecto muy atractivo. La construcción de la obra se pagaría entregando la energía eléctrica generada a las empresas contratistas en barras de la central, de 1.250 GW a 1.900 GWh, en libre disponibilidad. La operación y el mantenimiento de la central estarán a cargo de la EBY.
La Entidad llamó a licitación internacional, y en el 2000 preseleccionó a cuatro consorcios de empresas paraguayas y argentinas interesadas en la construcción. El atraso inexplicable de esta obra al igual que otras, relacionadas a la apertura del SEE paraguayo, impide ahora al Paraguay vender a la Argentina, así como también a Uruguay y a Chile, una importante cantidad de energía eléctrica excedente, a la vez que reactivar la economía nacional y crear numerosos empleos en el país. La licitación exige una participación mínima del 15% por país, y otorga una preferencia a las empresas locales del 12%.
En tanto no se modernice el marco legal del SEE, abriendo el sector a la iniciativa privada y la competencia, numerosos proyectos muy rentables como Aña cuá, no podrán ser realizados, y el país seguirá aislado del sistema energético de la región, y sin posibilidades de desarrollar su principal recurso natural, entorpeciendo de ese modo su crecimiento económico y progreso social.
(*) Especialista del sector eléctrico.
Este nuevo marco legal no precisa de la privatización de la ANDE, ni afecta de modo alguno a esta empresa, sino simplemente requiere la apertura de la generación eléctrica a la competencia y la inversión privada en los sistemas de transmisión eléctrica. La modernización del SEE paraguayo permitirá, entre otros, la construcción de líneas de transmisión como el triángulo de 500 kV Itaipú-Yacyretá-Asunción-Itaipú, el convertidor 50/60 Hz (1.000 MW), el gasoducto Bolivia-Paraguay, así como varias centrales a gas de más de 1.500 MW; e hidroeléctricas como Yguazú (200 MW), Monday (30 MW), Acaray III (1.000 MW), Itatí-Itacorá (1.800 MW), y Aña cuá (225 MW).
La central hidroelectrica aña cuá
La central Yacyretá tiene dos vertederos por los que descarga el agua excedente cuando el caudal del río supera su capacidad de generación. Un vertedero está sobre el brazo principal del río Paraná, y el otro sobre el brazo Aña cuá. Posteriormente a la construcción de Yacyretá, el Banco Mundial exigió a la Entidad Binacional (EBY) descargar por el vertedero Aña cuá 1.500 m3/seg., permanentemente, a los efectos de evitar los problemas ecológicos de la falta de agua en el brazo Aña cuá, que en el proyecto original no fueron considerados.
Debido a este caudal ecológico mínimo requerido por el Banco Mundial, desde hace varios años, EBY viene derramando agua por este vertedero a un costo anual para ambos países de US$ 65 millones de energía no generada. Para frenar esta pérdida, EBY decidió la construcción de una central hidroeléctrica de 225 MW sobre el brazo Aña
cuá, próxima al vertedero del mismo nombre.
La Entidad llamó a licitación internacional, y en el 2000 preseleccionó a cuatro consorcios de empresas paraguayas y argentinas interesadas en la construcción. El atraso inexplicable de esta obra al igual que otras, relacionadas a la apertura del SEE paraguayo, impide ahora al Paraguay vender a la Argentina, así como también a Uruguay y a Chile, una importante cantidad de energía eléctrica excedente, a la vez que reactivar la economía nacional y crear numerosos empleos en el país. La licitación exige una participación mínima del 15% por país, y otorga una preferencia a las empresas locales del 12%.
En tanto no se modernice el marco legal del SEE, abriendo el sector a la iniciativa privada y la competencia, numerosos proyectos muy rentables como Aña cuá, no podrán ser realizados, y el país seguirá aislado del sistema energético de la región, y sin posibilidades de desarrollar su principal recurso natural, entorpeciendo de ese modo su crecimiento económico y progreso social.
(*) Especialista del sector eléctrico.