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La decisión del presidente de la República, Horacio Cartes, no fue muy bien recibida por referentes del sector eléctrico que consideran incluso un retroceso la designación del Ing. Recalde al frente de la EBY, teniendo en cuenta los antecedentes de su gestión anterior.
Al justificar la elección, el jefe del Gabinete Civil de la Presidencia, Juan Carlos López Moreira, afirmó que, “por su trayectoria, conocimientos y experiencia, (Recalde) es el correcto y adecuado para los grandes desafíos que tenemos, incluyendo la negociación de la deuda”.
Precisamente al ser consultado sobre su paso anterior por la EBY, en el que no obtuvo el acuerdo del Congreso, Recalde afirmó: “Eso fue por cuestiones políticas y no por cuestiones hacia mi gestión técnica”.
Asimismo, indicó que bajo su dirección “se han hecho probablemente los avances más importantes en el reconocimiento de la Argentina de que la situación por la que atravesó el proyecto, en gran parte, es responsabilidad de ellos. Eso no está escrito, pero se asume”.
También recordó que existe una resolución del Consejo de Administración de la EBY, firmada por representantes de los dos países, en la que se reconoce que no se tendría que pagar intereses. “Eso es algo sobre lo que no se puede volver atrás y tenemos que generar las ideas, los escenarios para llegar a un buen acuerdo”, señaló el funcionario.
En otro momento, se refirió a las medidas adoptadas recientemente por el presidente de la Argentina, las cuales tienen que ver también con un cambio de orientación en varios aspectos. Al respecto, Recalde admitió que su par argentino “es un conocedor de la EBY” así como los miembros del Consejo donde en realidad también hay una mezcla entre la parte política y técnica.
Preacuerdo y novación
Uno de los aspectos más cuestionados de la anterior gestión de Recalde en la EBY tiene que ver con el Preacuerdo a Nivel Técnico para la Reestructuración de la Deuda del año 2006, basado en un Acta de Entendimiento firmada por los ministros Julio De Vido y José Alderete. El mismo establecía entre otros puntos que el pago de la deuda de la EBY a la Argentina se efectuaría “en términos de energía (kilowatt hora) equivalente, asociada a la potencia contratada” a un precio fijo, durante 42 años. Es lo que se conoce como la “novación” de la deuda.
El acuerdo también fue objetado porque contemplaba nuevamente el pago diferido de los beneficios paraguayos como la compensación por territorio inundado, pero a plazos incluso mayores que los previstos en el Tratado, tal como se establecía en la Nota Reversal de 1992, lo que implicaba la aceptación tácita del documento rechazado por el Congreso en 1995, pero aplicado unilateralmente por la EBY para establecer la tarifa.
El Ejecutivo de entonces se vio obligado a retirar el Preacuerdo del Congreso para evitar su rechazo.