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El presidente de la Cámara de la Industria Naval, Guillermo Ehreke, afirmó que este sector de la industria nacional ha demostrado reiteradamente, a lo largo de estos años, “su actual capacidad de construcción”, no solamente de barcazas, embarcaciones tecnológicamente simples, sino también de buques autopropulsados y empujadores de alta tecnología.
Añadió que las razones aducidas por los armadores para no comprar lo nacional son, por ejemplo, la falta de financiamiento, pero este tampoco se obtiene cuando se adquiere de China, Turquía, etc.; “o la excusa de la urgencia”, que no permite a los astilleros nacionales incorporar capacidad de trabajo para cumplir con los plazos exageradamente cortos que establecen para la puesta en marcha de las flotas”.
Sobre el punto, afirmó que, en muchos casos, un armador se toma entre seis meses y un año en el desarrollo de su plan de negocios y, luego, solicita a un astillero la entrega de un convoy de barcazas y remolcador en un plazo exiguo, sin dar tiempo a la implementación de la infraestructura necesaria para ese cometido.
Estándar de calidad
Por otra parte, afirmó que hay que trabajar juntos para “elevar definitivamente” el estándar de calidad y seguridad de la flota de bandera nacional, lo que redundará, sin lugar a duda, en mayor seguridad en la navegación y, por sobre todo, en una importante reducción de costos operativos de las flotas, gracias a la eliminación de las demoras en la navegación y las reparaciones de emergencia, en sitios y con costos fuera de control para el armador.
En ese contexto, manifestó que “llegó el momento de ponernos los pantalones largos e impulsar el desarrollo de la industria naval del país, teniendo en cuenta que es una de las pocas industrias que une una mayor demanda de mano de obra con excelentes salarios y una mayor generación de valor agregado”.