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La represa Yguazú es una presa mixta de hormigón y tierra con núcleo impermeable.
Expertos consultados por ABC Color señalaron que el anteproyecto preparado por la consultora Nippon Koei Lac Co. Ltd. para las obras de maquinización del Yguazú (por la que hasta el momento ya se habrían pagado U$S 11 millones), conllevaría enormes riesgos con consecuencias catastróficas, tanto para la central de Acaray, como para los pobladores de la zona.
Al respecto subrayaron que para la segunda etapa del emprendimiento, obras civiles para la instalación de las turbinas, el proyecto de Nippon Koei propone construir dentro del lago una presa provisoria, por el método de terraplén de avance sumergido.
Según los expertos consultados, resultaría casi imposible construir terraplenes y/o pedraplenes en un sector del embalse donde, según las curvas de nivel, las profundidades varían entre 12,5 m a 22,5 m (no 4 m, como aseguró el jefe de diseño de la Nippon Koei, el Ing. Rafael Prieto, cuando defendió a ultranza su proyecto durante su visita a ABC Color.
Según los expertos, esa profundidad no permitiría la estanqueidad necesaria, al resultar imposible el sellamiento entre la nueva presa provisoria y el muro de tierra existente.
Construcción de la sala de máquinas
En referencia a la construcción de la futura sala de máquinas, para su fundación se realizarán voladuras en el lecho de piedras al pie de la represa, igual que para la construcción del canal de desagüe de conexión al río Yguazú.
Para los expertos, estas tareas de por sí conllevan un riesgo mayor, agravado por el hecho de que en el perfil geológico del lugar figura una capa de intrusión de basalto alterado (amigdaloide) por debajo de las zonas de explosiones.
También señalaron que, en caso de optarse por una presa provisoria de recintos circulares de tablestacas de acero autosustables (obligatoria ya que no pueden empotrase tablestacas en el basalto subyacente), el costo resultante sería más elevadísimo (serían 24.000 m² de tablestacado de recintos circulares de 10 m de diámetro de entre 13 a 23 m de altura). También se complicaría enormemente el retiro posterior de las tablestacas ranuradas, que para su remoción exigiría voladuras subacuáticas, lo que podría generar grandes ondas de presión (o de corte subacuático), procedimientos todos de altísimo riesgos y costos incalculables.
Los costos podrían dispararse
Según los oferentes, los enormes riesgos que comportan estos trabajos podrán disparar los costos de esta parte de la obra.
Y si resulta inaceptable el presupuesto para construir un recinto estanco dentro del lago será preciso buscar soluciones alternativas, y la única posible será vaciar totalmente la represa y construir el “nuevo muro” en seco, pero ese procedimiento haría perder el valor estratégico que representa los 4 millones de m³ de reserva energética (más de US$ 100 millones al año) durante tres a cuatro años (y hasta quizás definitivamente si “revienta” la represa), cuyo costo tendrá que sumarse al total del emprendimiento, con lo que la inversión dejará de ser rentable.
Sobre este punto, otro experto consultado por nuestro diario acotó: “aparentemente, a nuestras autoridades poco y nada les interesan las cuestiones técnicas y/o económicas. Está más que justificado que la construcción, así como está proyectado, tiene un alto riesgo. Además, el costo de la energía generada será mucho mayor que el costo de la que se compra de Yacyretá y de Itaipú”.
Ofertas de la primera licitación
Cabe acotar que los trabajos para la maquinización del Yguazú fueron divididos en cuatro etapas, que fueron licitadas a través de dos licitaciones nacionales y dos internacionales.
La primera etapa: accesos y obrador, que está concluida. El contrato fue adjudicado a la empresa TR Edivisa por un monto de G. 15.000.000.000.
Para la segunda etapa; obras civiles para la instalación de las turbinas, la empresa argentina Cartellone SA cotizó US$ 156 millones + IVA.
Alusa y Asoc. (empresa brasileña asociada con B. Roggio y Tecnoedil) cotizó US$ 193 millones.
ARG y Asoc. (empresa brasileña asociada con Talavera y Ortellado) cotizó US$ 206 millones, y Electroingeniería, empresa argentina, cotizó US$ 250 millones.
La tercera etapa: provisión e instalación de dos turbinas del tipo Kaplan, de eje vertical, de 103 MW cada una, la única oferta fue de la presentada por la empresa argentina IMPSA (Industrias Metalúrgica Pescarmona SA), que cotizó US$ 161 millones.
La cuarta etapa: provisión e instalación de dos transformadores tipo ONAF, de 112.000 kVA, de la línea de transmisión de 44 km a 220 kV, más el suministro y montaje de equipos para la ampliación de la estación Itakyry, no fue licitado aún.
Superaron las previsiones oficiales
Salta a la vista que las ofertas superaron las previsiones oficiales, pues prácticamente duplica los US$ 240 millones disponibles, y como se trata de “precios iniciales”, los costos finales podrían hasta triplicar esa partida.
No obstante, la ANDE licitaría de nuevo los mismos trabajos y, “basado en el anteproyecto de la Nippon, luego de introducir algunos cambios (¿?).
Propuesta “paraguaya”
Un grupo de consultores paraguayos, encabezado por el Ing. Roberto Vera Vierci, propone un proyecto alternativo, que no requiere modificar la represa existente, elimina el canal de desagüe y propone construir la sala de máquinas a 200 m de la represa donde las voladuras ya no la afectaría.
Además al estar ubicado a un nivel mucho menor (no referimos al del proyecto de la Nippon), las excavaciones en roca serán el 15% del indicado en “anteproyecto” en cuestión.
También aseguran los consultores paraguayos que el costo de la obra resultaría un 60% más económico, comparado con el proyecto “oficial” y, lo más importante, como todos los trabajos podrán iniciarse simultáneamente, el plazo de ejecución se reduciría en 18 meses.
Los responsables
Si la metodología propuesta por la contratista resulta inaceptable, como el presupuesto para construir un recinto estanco dentro del lago, es natural que la empresa trate que la ejecución del proyecto de la Nippon Koei, por el peligro de vidas que implica, sea de responsabilidad exclusiva del comitente (o sea la ANDE).
Los Ing. Pedro Maciel, director de la UAC (Unidad de Administración de Contrato) de la ANDE, y el Ing. Rafael Prieto, jefe de diseño de la consultora japonesa Nippon Koei Lac. Co. Ltd. son las cabezas visibles de dicho proyecto.