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Algunas personas que viven en los alrededores de la ex-Caballería, hacia Madame Lynch, se acercaron a nuestros reporteros para lamentar los perjuicios que está causando ya el proyecto de la autopista Ñu Guasu en el entorno de la zona. Coincidieron en señalar que no fueron informados ni consultados por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), ya sea para tratar de disminuir el impacto de la obra o al menos para enterarse de lo que iba a ocurrir, como en este caso del derribo de los árboles.
Los taladores, por su parte, dijeron que son de una firma recontratada por los contratistas de la obra y que comenzaron el trabajo el martes pasado. A su vez, personas que dirigían la tarea exhibieron un resolución de la Secretaría del Medio Ambiente (Seam), que les habilita a derribar los árboles del lugar para dar paso al proyecto de autopista. En el lugar debe construirse uno de los sistemas de acceso a la nueva avenida, por lo que precisan todo el espacio.
En el documento se puede leer que los responsables de la tala están obligados a “reponer” lo que echaron, pero ya con especies nativas, lo que se hará a un costado, hacia el Parque Guasu Metropolitano, pero después de que finalice la referida obra vial, según las fuentes consultadas en el sitio.
Las mismas confirmaron que una vez que acaben con los eucaliptos de esa parte de Madame Lynch se trasladarán con sus motosierras hacia la Estación Botánico. En esa zona existe una tupida área boscosa que forma una especie de túnel natural de casi dos kilómetros sobre las vías del ferrocarril, es decir sobre la franja de dominio, pues ayer comprobamos, de paso, que los rieles de ese lugar también ya fueron retirados por el MOPC.
De hecho, el primer grave perjuicio de la autopista Ñu Guasu fue contra el patrimonio histórico del antiguo Ferrocarril Central Pdte. Carlos A. López, al borrar, literalmente, un trazado ferroviario de 151 años a lo largo de 6,3 km. El MOPC había firmado para ello con Fepasa un convenio de usufructo –de dudosa legalidad– de la franja de dominio en esa zona de Ñu Guasu, por un lapso de 30 años.