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–¿Cuál es su opinión sobre la nueva ley de APP?
–Yo tengo clarísimo que esta la ley es una normativa fundamental para el desarrollo futuro de Paraguay. Sin ella el país no iba a tener un desarrollo tan rápido, tan equilibrado y tan justo como el que están queriendo las nuevas autoridades oficiales. Nadie puede decir que el Estado, en cualquier país del mundo, lo puede todo. Ya no puede con todo solo. Son tantas las necesidades sociales que cubrir, las exigencias de las personas de vivir mejor en un país que avanza, que el Estado en solitario no las puede satisfacer. Entonces, por eso tiene que salir a aliarse con otros que le faciliten recursos financieros y tecnologías que le puedan aportar eficiencia.
En cuanto a esa confrontación entre los que están a favor y en contra de la ley, pareciera que los primeros están haciendo algo malo, como que fueran a dejar el Estado en manos de otros. Pero el Estado no se deja en manos de nadie por el simple hecho de que hay una asociación. ¿Quién con sentido común puede decir que sumar no es bueno? Eso hará esta ley.
–¿Cómo la ley puede ayudar a captar la atención de inversionistas?
–Tras la crisis financiera mundial del 2008, resulta que muchísima gente y actividades han salido ganando mucho dinero; empresas en todo el mundo que siguen teniendo excedentes y beneficios. Sin embargo, lo que ha ocurrido es que algunos países ya no son tan buenos destinos para las inversiones; algunos son buenos y otros son malos y hoy están cambiando los lugares adecuados para invertir.
–¿Y Paraguay podría ser uno de esos lugares adecuados?
–Claro (con énfasis). Paraguay no era un país adecuado para inversiones masivas. Era un país que se movía en el marco de una economía positiva, pero no grande, donde había ventajas, pero no tantas, con estabilidad macroeconómica y fiscal, pero no era el que es hoy. Paraguay hoy es un país excelente, y eso no depende de un gobierno o de otro, sino del propio país. Paraguay es un país que está creciendo al 13,5%, algo inusitado en el mundo. Los inversores internacionales van a dos cosas: a no correr riesgos grandes y a tener rentabilidades importantes, y hoy Paraguay es un país objeto de estudio de los grandes conglomerados de inversión a nivel internacional, y como que ocurre que los lugares y los países donde invertir están cambiando en el mundo, el Paraguay ocupa un lugar importante entre los nuevos países de interés de los grandes inversores.
–El Gobierno dice que hay una oportunidad de inversión en infraestructuras de US$ 30.000 millones...
–Yo no soy del Gobierno ni sé sus cálculos. Lo que sí sé es que en Paraguay prácticamente está todo por hacer: en saneamiento de aguas, en comunicaciones internas. En la Semana Santa pasada me fui a conocer el Chaco, hasta la frontera con Bolivia, atravesé la ruta Transchaco, y la verdad es que cuando íbamos por camino de tierra íbamos mejor que cuando íbamos por la Transchaco, que en algún momento estuvo asfaltada. Entonces, muchísimas cosas hay por hacer. Además, me dicen que la principal flota fluvial en los ríos de Sudamérica es de bandera paraguaya. Hay grandísimas cosas que hacer por allí.
Algunos proyectos
El Poder Ejecutivo ya analiza la apertura de alianzas público-privadas para mantener la hidrovía, mejorar las rutas I, II y VII, construir alcantarillado, un aeropuerto y una nueva línea de transmisión de 500 kV desde Yacyretá. Espera que el Congreso remita lo antes posible la ley de alianza público-privada para su promulgación.