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Muñoz destacó la importancia de la logística aplicada en un país que por su ubicación geográfica ofrece grandes desafíos, pero a su vez tiene oportunidades intrínsecas en la prestación de servicios y complementación con otros modos de transporte. Resaltó que alrededor del 95% del comercio internacional paraguayo (importaciones y exportaciones) se mueve a través de los ríos Paraná y Paraguay.
Puso de resalto que el sistema multimodal, con la vía fluvial como salida final, facilita el traslado de la producción de la zona central del continente suramericano hacia los mercados internacionales, “ávidos de proteína producida en abundancia en los países de la región y en el mineral de hierro y manganeso de las formidables reservas brasileñas y bolivianas”.
El vicepresidente del centro resaltó la necesidad perentoria de tomar acciones concretas y de largo aliento que aseguren la navegabilidad de los ríos Paraguay y Paraná, mediante el dragado y el balizamiento de los tramos de pasos difíciles.
De acuerdo con Muñoz, los aspectos cruciales para el transporte fluvial son el dragado y la señalización. “A ello debemos sumarles –agregó– las demoras en los puertos de transbordos ocasionadas por la gran producción regional, que congestionan fuertemente los puntos de ruptura de cargas y hacen menos eficiente la rotación de los equipos con las consiguientes pérdidas y sobrecostos”.
Nuevos puntos
Para el Centro de Armadores es imperativo que todos los actores económicos “se movilicen seriamente para ampliar y obtener mejores condiciones y nuevos puntos de transbordo de las cargas masivas de exportación que hoy colapsan las terminales del Río de la Plata y el río Uruguay”.
El armador señaló también que a todo lo dicho hay que sumar la preservación del medio ambiente. “El sector armatorial paraguayo es consciente de ello y apunta a que las autoridades establezcan condiciones mínimas de retiro de desechos, slots y otros excedentes propios del hecho de la navegación”.
Sugiere además el mantenimiento de las riberas del río sujetas a embates propios de ocasionales crecidas. “Es tarea de todos hacer bien los deberes en este aspecto”, precisó.
Respecto a las anteriores dificultades en los puertos argentinos, Muñoz manifestó que en los últimos tiempos no hubo acciones directas, sino “más bien un marcado y notable reglamentarismo que dificulta y demora las operaciones con trámites burocráticos excesivos, aunque ello no solo es propio de las autoridades argentinas, dado que muchas veces tenemos los mismos problemas y demoras burocráticas generadas por nuestras propias autoridades de control”, subrayó.