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De acuerdo a los últimos datos revelados por medios de prensa orientales, el Uruguay exportó en diciembre a la Argentina 994 MW y cubrió una demanda local de 906 MW, con una generación de “fuentes 100% renovables”, principalmente energía eólica y en menor medida, la generada en una pequeña represa uruguaya.
En tal sentido, las exportaciones de energía desde la represa de Salto Grande (Uruguay) hacia la Argentina “se mantienen firmes” desde diciembre del año pasado y en enero del presente año”. La edición digital del diario “La Prensa”, de Salto, por ejemplo, informa que desde esta represa (con una capacidad total de 32.426 MWh), Uruguay le exportó a Argentina 8.436 MWh, y completó el resto de la demanda nacional con las demás fuentes de energía, que son las represas del río Negro (Bonete, Baygorria y Palmar), más la eólica, la solar y la de biomasa, ya que la térmica (generada con fueloíl) no se utiliza, excepto por pedidos especiales por parte de Brasil o Argentina.
Mientras tanto, Yacyretá suministró en 2018 un total de 1.758.822 MWh, de los cuales apenas alrededor de 165.370 MWh fueron retirados por la ANDE, en tanto que la argentina EBISA se llevó 1.593.461 MWh, y al mísero precio de US$ 8,7 megavatios hora que, eventualmente, podría llegar a US$ 9,8 o 10,5 el MWh, con las nuevas Notas Reversales. A ese monto, que le paga a Paraguay cuando quiere, se le suman los US$ 40/MWh que abona a la binacional por el costo de la generación de energía (que también paga de forma irregular).
Fuentes técnicas indican que a Argentina “le conviene” seguir pagando esa tarifa, ya que eso le permite mantener aún una subvención del 50% a unos 4.200.000 hogares, contra 300.000 de nuestro país.
Cabe recordar que nuestro “socio” en Yacyretá mantiene con nuestro país una deuda acumulada y pendiente de pago, por cesión, de US$ 123.876.510, según datos de la margen paraguaya de la EBY.
Ante la consulta de si Paraguay puede llegar a mejorar la tarifa recibida por cesión, técnicos del sector coinciden en señalar que el vecino país puede pagarnos fácilmente el precio del subsidio, o sea, US$ 35 el MWh. No obstante, indicaron que la mejor opción sería usar esa energía para favorecer por ejemplo a las Pymes, cobrándoles la misma tarifa que se recibe de Argentina (US$ 8,7 el MWh), el doble, incluso el triple, con lo cual no se llega ni a los G. 200 el kWh (hoy pagan G. 400, que es la tarifa residencial). Indicaron que las industrias electrointensivas pagaron en 2018 unos G. 195 el kWh y que las Pymes deberían poder pagar sumas similares en función del empleo creado.