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Destaca que Lorenzo Basso, secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, explicó que la idea es fortalecer el marco regulatorio que comenzó a gestarse hace tres años, y se concretó en la gestión de 2012, y desde entonces “pensamos en mejorar el marco que ya tenía muchos años y crear más bioseguridad e inocuidad, pero al mismo tiempo hacerlo más ágil al proceso de análisis, a partir del trabajo de la Dirección de Biotecnología, el Senasa y la Conabia.”
Este proceso de actualización normativa implica notables avances sobre la base de una producción agropecuaria y agroindustrial que garantice la sostenibilidad del agroecosistema y la seguridad alimentaria.
Dentro de los aspectos destacados de este nuevo marco regulatorio, está el hecho de que presenta en detalle los pasos a seguir por los desarrolladores para solicitar permisos sobre proyectos de experimentación en organismos genéticamente modificados (OGM).
De acuerdo con Gabriela Levitus, directora ejecutiva del Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología, Argenbio, el tiempo de aprobación para un cultivo biotecnológico oscilará entre los 12 y los 18 meses.
Argentina tendrá procesos de aprobación más eficientes y ágiles y ofrecerá mayores opciones tecnológicas, dijo.