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“Hay muchas áreas donde se podrían hacer esfuerzos y de esa manera racionalizar ese gigantesco gasto corriente”, indicó Ferreira cuando se le preguntó sobre las medidas que se podrían tomar para reducir el déficit fiscal sin tener que afectar salud y educación.
El analista económico señaló que hay mucha tela que cortar todavía y una oportunidad perdida fue la aprobación de la matriz salarial (creado por gobierno actual), porque de la manera que se hizo generó distorsiones en las remuneraciones en el sector público.
Dijo que lo había criticado en su momento, porque esta matriz produjo una serie de aumentos salariales encubiertos por la vía de las gratificaciones, como por ejemplo que ascensoristas ganen G. 15 millones o secretarias tengan un sueldo de G. 25 millones.
Ferreira considera que lo que se hubiera realizado en ese momento es retirar las gratificaciones de los cargos de las personas que lo recibían cuando no correspondía. “En palabras simples, la matriz salarial significó empaquetar todo esos diferentes rubros y considerarlos como salarios”, añadió.
Este proceso, insistió el analista, hizo que el gasto salarial se volviera más rígido y esto se puede ver en los promedios de ingresos en el sector público, que son sustancialmente mas elevados que en el sector privado.
Considera que el gasto salarial se debe reformular y que la Secretaría de la Función Pública debería hacer un estudio serio para definir las categorías e ir corrigiendo en el tiempo las distorsiones, porque hay personas que ocupan cargos con salarios más alto de lo que corresponde y otros con responsabilidades ganando menos de lo que deberían.
Otras medidas que se podrían ejecutar, según dijo Ferreira, es recortar los gastos destinados a compra de vehículos lujosos; viajes al exterior, que en muchos casos son turismo y no reportan beneficios al país.
También el seguro médico privado, porque el sector público debería ser el primero en utilizar los servicios públicos y si quieren seguro privado, que lo paguen de sus propios bolsillos.
Sostuvo que si uno empieza a buscar y si hay voluntad política para hacerlo, se puede generar bastante ahorro. Puso como ejemplo que con un recorte del 10% se podría conseguir unos US$ 300 millones para destinar a inversiones.
El analista expresó que los recortes no necesariamente deben hacerse en educación y salud para reducir el déficit, teniendo en cuenta que hay mucho por cortar aún en los gastos corrientes. Sin embargo, se mostró pesimista respecto a que el nuevo gobierno encare este tipo de reformas, porque los candidatos que pugnan son de la línea tradicional de los partidos políticos, que siempre fueron prebendarios y clientelistas, con mucha presencia de operadores. “Soy un poco pesimista en ese sentido de que la siguiente administración vaya a racionalizar el gasto. Ojalá me equivoque”, puntualizó.
Debate sobre reducir o no
El debate sobre el déficit (1,4% del PIB) surgió a partir de una opinión del exministro de Hacienda César Barreto, que sugirió bajar gradualmente hasta llegar a un equilibrio de las finanzas públicas para 2023. La ministra de Hacienda, Lea Gimenéz, dijo a esto que buscar un déficit cero en sí no es un objetivo de la política fiscal sino que sea sostenible. En tanto, el viceministro de Economía, Humberto Colmán, calificó de posición extremadamente ortodoxa la de Barreto y dijo para qué recortar gastos en salud y educación si se puede tener un déficit sostenible.