Análisis de la problemática habitacional en el Paraguay

Estudiando los antecedentes y los planes presentes de ahorro y crédito para la vivienda, notamos que existe un gran déficit de implementación de sistemas de ahorro y crédito para la vivienda, tanto a nivel público como a nivel de empresas privadas y organizaciones sociales. Paraguay tiene actualmente un déficit habitacional estimado en alrededor de 650.000 viviendas, con un incremento de la demanda no satisfecha de 12.000 viviendas por año.

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Lic. Emiliano J. Estigarribia Canese (*)

Estas cifras representan todo un desafío para las cooperativas como instituciones que buscan el bienestar integral de sus socios mediante la ayuda mutua. La problemática de la vivienda en Paraguay es de gran magnitud y de amplias y variadas dimensiones. En la actualidad, unas 650.000 familias paraguayas carecen de una vivienda aceptable. Los mecanismos formales de producción y financiación de la vivienda no llegan a todos los sectores de la población, y las soluciones que ofrecen son costosas o deficientes. La falta de servicios de saneamiento, el hacinamiento y una protección insuficiente del medio ambiente constituyen los problemas generalizados, los cuáles se agravan para las familias que viven en zonas urbanizadas, en donde las viviendas precarias presentan condiciones materiales y ambientales deplorables.

El mercado de la vivienda en nuestro país presenta características monopólicas-oligopólicas y, consecuentemente, presenta una gran ineficiencia en la asignación de recursos y en la producción. A nivel del financiamiento, los únicos planes a largo plazo durante los últimos años han sido los estatales, encontrándonos de hecho ante un monopolio estatal subsidiado. Hasta la actualidad, ninguna entidad financiera ha sido capaz de ofrecer sistemas financieros a largo plazo, independientes de los fondos estatales para el sector vivienda, controlando el gobierno, de esta manera, la producción de viviendas de interés social.

En cuanto a la producción de viviendas, la característica principal actual es el oligopolio, conformado por un grupo de empresas constructoras conectadas directamente al sector público. Los programas de subsidio habitacional lanzados por CONAVI presentan condiciones que favorecen esta situación, reforzando y sustentando el oligopolio del sector.

Según el documento “Guía operativa para política de desarrollo urbano y vivienda”, del Banco Interamericano de Desarrollo, la experiencia del Banco con proyectos de vivienda señala cuán difícil es establecer mecanismos eficientes y sostenibles para beneficiar a los pobres. Reconoce el documento que en muchos casos se produjo un elevado precio financiero e institucional para los gobiernos. También señala que los proyectos de vivienda aislados han probado ser incapaces de resolver los problemas de vivienda de las familias de escasos ingresos, y que los proyectos deberán tener en cuenta la operación de los submercados de vivienda para los hogares cuyos ingresos estén por encima y por debajo del grupo destinatario.

El gran problema de los programas de vivienda controlados por el Estado es la tendencia monopolitista de los mismos. Aunque se intenten crear mecanismos de competitividad, lo que ocurre frecuentemente es la conformación de un oligopolio de empresas financieras y constructoras que se benefician del volumen de los negocios que se generan en su entorno, evitando toda competencia que podría llevar a un aumento de la eficiencia del sector y una disminución de los costos.

Actualmente, la escasa recuperación de los créditos otorgados por CONAVI, agregados a la crisis económica que afecta a nuestro país, han paralizado las actividades de dicha entidad. Estamos ante una paralización sin precedentes del sector vivienda, y ante la necesidad de reformular la estrategia a seguir.

La experiencia nos lleva a redefinir el papel del Estado y de las agencias internacionales de ayuda, limitándolos a los sectores sociales que no están en condiciones de acceder a planes no-subsidiados cooperativos y empresariales.

La hipótesis del presente artículo es la implementación de planes de vivienda cooperativa, como una solución viable y sostenible que puede:

a) Romper el monopolio estatista y el oligopolio de empresas conectadas al mismo.
b) Reducir el gasto público en vivienda, evitando la dispersión de fondos en burocracia y prebendarismo.
c) Otorgar mayor protagonismo a las cooperativas, consolidando su función social.
d) Generar un dinamismo positivo y sostenido del sector económico, directa e indirectamente vinculado a la producción de viviendas.

e) Crear nuevos puestos de trabajo, disminuyendo el desempleo y el subempleo.
f) Permitir el acceso a la vivienda de amplios sectores de familias paraguayas a menores costos.

g) Promover y consolidar el ahorro de las familias paraguayas mejorando su nivel de vida.


1. Situación de la economia nacional

El PIB per cápita real es un indicador crucial para medir hasta qué punto la economía está respondiendo a las exigencias de desarrollo de una nación. El PIB (producto interno bruto) es el valor de todos los bienes y servicios que se producen dentro de un país en un año. Esta cifra, dividida por el número de habitantes, resulta en el PIB per cápita, que da una idea de la generación de riqueza en relación con la población y el nivel de vida de la gente.

Un crecimiento de este índice nos muestra que el país está en el camino correcto hacia el desarrollo. En el Paraguay, lamentablemente ha ocurrido lo contrario. En efecto, con dólares constantes de 1982, el PIB per cápita de 1984 era de 1.546 dólares. En 2000 había caído a 1.507 dólares por habitante, esto implica que el Paraguay está relativamente más pobre que hace dos décadas, en cuanto al crecimiento de su economía se refiere.

A partir del año 1996, el deterioro se ha acentuado fuertemente. El boletín informativo del realizado por el Fondo Monetario Internacional nos muestra que el PIB per cápita cayó 2,9% en 2000. En los últimos cinco años cayó sucesivamente en 1996 (-1,3%), 1998 (-3%), 1999 (-2,1%) y 2000 (-2,9%), y pasó de 1.656 dólares en 1995 a 1.507 dólares en 2000 (-9%).

Esto se da por una combinación de bajo crecimiento económico y alto crecimiento poblacional. El promedio de crecimiento del producto de la década del 90’ fue apenas del 2% anual, frente a una tasa de aumento de la población del 2,6% por año. Lo mínimo que debe obtener la economía es igualar la tasa de crecimiento poblacional, para por lo menos mantener el mismo nivel de riqueza, pero si el Paraguay aspira avanzar hacia el desarrollo debe hacer un esfuerzo mucho mayor.

Por lo tanto, podemos suponer que si se lograra duplicar el crecimiento medio anual del PIB del 2% actual al 4%, entonces le tomaría al país 37 años igualar el PIB per cápita, por ejemplo, del Uruguay, el otro socio menor del MERCOSUR. Esto nos está indicando el enorme desafío que tiene el Paraguay por delante, porque debe triplicar o cuadruplicar su crecimiento económico para pretender alcanzar un nivel de vida similar al de sus vecinos en un plazo un poco más razonable (entre 20 y 25 años).


El informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) 1998/99 nos presenta un panorama claro y contundente al respecto:

a) Somos el continente más desigual: el 10% del estrato poblacional más rico se apropia del 40% de los ingresos totales, mientras que el 30% más pobre sólo controla el 7.5% de esos ingresos. Las segundas cifras son derivadas del coeficiente de Gini, que mide la concentración del ingreso per cápita (0 = sin concentración, 1 = total concentración). Este coeficiente fluctúa entre 0.25 y 0.6 en las distintas regiones del mundo. En América Latina es de = 0.52, con un mínimo de = 0.43 para Uruguay y un máximo de = 0.59 para Brasil.
b) Las desigualdades aumentan: en la década del 80, el 10% más rico aumentó su participación en los ingresos, mientras que el 10% más pobre disminuyó su participación, aumentando la brecha entre los más ricos y los más pobres. Esta situación se repite en la década de 1990 al 2000, permaneciendo y aumentando, en muchos casos, la desigualdad distributiva de los ingresos.
c) Alta concentración de ingresos en el campo y la ciudad: los índices de concentración del ingreso son semejantes en zonas urbanas y rurales.
d) Grandes desigualdades: la característica de América Latina es de una brecha muy amplia entre los ingresos de los más ricos y los más pobres. La relación entre estos ingresos en países más igualitarios suele ser del 20 ó 30%, mientras que en nuestra región, los ingresos del 10% más rico son 30 veces mayores que los ingresos del decil más pobre.
e) Desigualdad de ingresos e indicadores sociales: el 10% más rico tiene en promedio 12 años de estudio, mientras que el 30% más pobre tiene en promedio sólo 5 años de estudio. Los más ricos habitan preferentemente en zonas urbanas, mientras que el sector más pobre reside predominantemente en zonas rurales. El decil más rico tiene un número menor de hijos que los grupos inferiores, por lo que los ingresos más altos se distribuyen entre menos personas, mientras que los más bajos entre más personas.

Distribución de los ingresos laborales: en América Latina se observa una estrecha relación en la concentración de los ingresos laborales y no laborales. El índice Gini promedio de concentración laboral es de 0.51%, casi idéntico la índice global que alcanza el 0.51%.

2. Ingreso familiar en paraguay

El valor de los ingresos de cada familia determina las posibilidades de acceso de cada hogar a una vivienda propia de calidad y condiciones aceptables. Los programas habitacionales vigentes en nuestro país toman en consideración este aspecto fundamental, estableciendo como parámetro general que el 25% de los ingresos familiares puede ser destinado al rubro vivienda, a la hora de definir las cuotas de los créditos. Esto puede resultar insuficiente en muchos casos, como veremos más adelante, aspecto que se cubre, de acuerdo a la política habitacional nacional, con subsidios estatales, categorizados por niveles de ingresos.

Un crecimiento de los ingresos per cápita, sin modificaciones en la distribución del ingreso, permitiría que un mayor porcentaje de la población supere la línea de pobreza y con ella la ausencia de una o más necesidades básicas entre las que se incluye la vivienda. Pero si este crecimiento es acompañado de una muy desigual distribución de la torta económica, como es el caso de Paraguay, los niveles de pobreza permanecen sin alterarse o crecen.
Tanto el crecimiento económico como el comportamiento de distribución del ingreso son determinantes esenciales de los niveles de insatisfacción de las necesidades básicas. Lo más favorable para la reducción de la pobreza y la solución de la carencia habitacional es un alto crecimiento del ingreso per cápita acompañado de una redistribución de los ingresos a favor de los estratos más pobres. También resulta favorable el mejoramiento en los niveles de distribución a favor de los más pobres, aunque la economía permanezca en situación de estancamiento económico, o cuando el efecto crecimiento supere el efecto de concentración de ingresos. Pero la tendencia de los últimos años nos demuestra lo contrario.

3. Situacion habitacional en paraguay, indicador de materialidad

La Encuesta Integrada de Hogares 1997/98 clasifica a las viviendas en tres categorías: buena, regular y deficitaria, según los siguientes parámetros:
Categorías:
Vivienda buena (B)

Vivienda regular ( R)

Vivienda deficitaria (D)
En esta clasificación, la EIH 1997/98 recoge información detallada acerca de las condiciones materiales de los tres componentes principales de las viviendas (pared, piso y techo), aunque sin tener en cuenta su estado de conservación o calidad. Los resultados se presentan en el cuadro adjunto, en el cual nos muestra que el 54,4% de los hogares del país, un poco más de la mitad, residen en viviendas consideradas buenas desde el punto de vista de su materialidad. En contrapartida, un 16,3% del total , aproximadamente 1 de cada 6 hogares, habitan en viviendas deficitarias, y un 29,2%, casi la tercera parte, en viviendas regulares. Necesitamos, por lo tanto, programas habitacionales que nos permitan proporcionar viviendas buenas al sector que habita viviendas deficitarias, y programas de mejoramiento de aquellas viviendas que tienen algunos componentes no aceptables (piso, pared o techo) y pasar a la categoría de buenas.

4. CONCLUSIONES ACERCA DE LA PROBLEMATICA HABITACIONAL
Tomando en cuenta las funciones de protección, salubridad e intimidad que debe cumplir una vivienda para alojar dignamente a una familia, medidas a través de los indicadores de materialidad, saneamiento y condiciones de hacinamiento, la EIH 1997/98 ha estimado el déficit habitacional en 635.738 viviendas, que constituyen el 55,7% del total.
Según este análisis, 7,9% del total de hogares del país habitan viviendas materialmente deficitarias, 25,4% habitan viviendas buenas o regulares según el índice de materialidad, pero deficitarias en cuanto a salubridad, y el 22,4% de las viviendas están en condiciones de hacinamiento. Desde el punto de vista de la tenencia, 29,5% de los hogares paraguayos no poseen vivienda propia.

De este análisis se desprenden varias conclusiones para orientar la propuesta que estamos diseñando:

1.La necesidad de implementar programas orientados a ofrecer soluciones habitacionales integrales, que incluyan los aspectos de calidad material, salubridad, tenencia legal, dimensiones y cantidad de habitaciones apropiados para satisfacer las necesidades básicas de todos los miembros de cada hogar.
2.La necesidad de implementar programas de mejoramiento de la calidad material de las viviendas, refacción y ampliación.

3.La necesidad de implementar programas públicos de saneamiento, construcción de redes públicas de desagüe sanitario y construcción domiciliaria de servicios higiénicos aceptables desde el punto de vista de la salubridad.
4.La importancia de considerar la tenencia de la vivienda como un punto clave en la solución del problema, promoviendo la legalización de las ocupaciones de hecho.

(*) Economista. Jefe sucursal San Lorenzo, Cooperativa Universitaria.

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