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José Uribe brindó recientemente una exposición en Asunción y compartió con los presentes las experiencias de su país en el combate a la inflación.
Comentó que en la década de los 90, el índice de precios de la canasta en Colombia se había incrementado hasta un 32%, en línea con el clima de inseguridad social y política que reinaba en ese país.
Hoy, luego de aplicar una serie de políticas y medidas macroeconómicas bien establecidas a través de metas de inflación, lo bajaron al 2% y 4%, como tope.
“Una inflación baja y predecible da credibilidad a un Banco Central y genera confianza al inversionista”, afirmó. Contrariamente, la alta proyecta una imagen de desorden en la conducción económica de un país.
Uribe compartió estas reflexiones en el marco del Foro Económico América Latina que se realizó en nuestro país. También participaron del encuentro Julio Velarde, titular del Banco Central de Perú; Mario Bergara, titular del BC de Uruguay, además de los directivos del Banco Central del Paraguay (BCP).
Estabilidad no es suficiente
En otro momento precisó que si bien la estabilidad en los precios es necesaria, tampoco lo es todo. En ese sentido, agregó que la estabilidad debe estar acompañada por la buena gestión de las autoridades de turno, eficiente acumulación de capital y reservas, tener buen mercado de trabajo y una eficiente administración de las tierras.
Paraguay encara una política de metas de inflación desde el 2011. La variable que maneja la banca matriz es que la suba de los precios de la canasta debe manejarse en torno a un rango del 5%, con variaciones del 2,5%.
Hasta julio último, el índice de precios sufrió un incremento interanual de apenas 1,2%. Empero, los economistas señalan que el IPC subirá en este semestre debido a incrementos en el rubro de alimentos, principalmente carne, y también de los productos afectados por la apreciación del dólar.