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En los últimos días el techo de un aula de la Escuela Básica 1007 “ Centenario de la Epopeya Nacional”, del barrio Mburucuyá, Trinidad, se desplomó sobre todo el mobiliario, no quedando nada en pie. La situación no derivó en una verdadera tragedia, ya que ocurrió a las dos de la madrugada del pasado sábado. La escuela fue construida por la Asociación de Padres sin asesoramiento profesional.
“Hace tres años que venimos alertando la necesidad de invertir en las escuelas del país. De las cuales unas 7.000 estimamos debe ser reparadas y 3.000 deben ser reconstruidas. El problema está en que con el criterio del ahorro, de la construcción se encargan las cooperadoras de padres, quienes no contratan empresas experimentadas, serias y formales, sino que muchas veces ellos mismos hacen las tareas sin asesoramiento de profesionales. A esto hay que agregarse el casi nulo control por parte del Ministerio de Educación de estas construcciones, ya que tiene un pequeño grupo de fiscalización que no da abasto. Es como si se esperara que ocurra primero una masacre para luego actuar”, puntualizó el vicepresidente de Capavi.
Levi recordó que la construcción de escuelas se realiza al margen de la Ley de Contrataciones Públicas, cuando lo que se necesita es el máximo de transparencia, contratar a empresas experimentadas y que funcionan en el marco de la legalidad. “Cuando a alguien le duele el diente va al odontólogo, cuando se descompone el auto van al taller. Pero, cuando necesitan levantar un aula lo hace cualquiera. Y esto no puede ser. Tenemos que dejar de presumir que cualquiera es arquitecto o ingeniero. La construcción de una casa o un aula requiere de conocimientos especiales para no poner en peligro a los usuarios”, apuntó.